Daniel 2:18

¿Quiénes son las personas que te acompañan en oración?

La segunda lección que aprendemos de esta historia es esta: la oración es nuestra fuente más efectiva de estabilidad, especialmente cuando se comparte en comunidad. Sí, orar a solas tiene poder. Jesús mismo lo hizo. Pero hay algo especial, algo profundamente espiritual y fortalecedor, cuando oramos juntos. Daniel no enfrentó la crisis solo. Corrió con sus amigos —Ananías, Misael y Azarías— y les pidió algo claro: «Oren conmigo. Clamemos juntos al Dios del cielo».

«…para que pidieran misericordia al Dios del cielo acerca de este misterio…» (Daniel 2:18, NBLA).

Ellos no buscaron culpables ni soluciones rápidas. Buscaron el rostro de Dios. Y Él respondió. Esa comunión de oración no solo trajo respuestas… trajo consuelo, aliento, fortaleza mutua y una renovada esperanza. En el silencio de la noche y bajo la sombra de la muerte, estos jóvenes encontraron refugio en la presencia de Dios… y lo hicieron juntos.

En tiempos de presión, en medio de la incertidumbre, busca a personas que no solo te escuchen, sino que oren contigo. Amigos que te ayuden a cargar el peso, no con consejos vacíos ni frases trilladas, sino con clamor genuino ante el trono de la gracia. No necesitas multitudes; basta con unos cuantos que crean contigo.

Orar con otros no solo mueve el cielo… también sostiene el corazón. Nos recuerda que no estamos solos, que somos parte de un cuerpo, de una familia espiritual que intercede y lucha en unidad.

En la batalla espiritual, los compañeros de oración son más valiosos que cualquier estrategia humana.

Adaptado de la guía de estudio, Daniel: God’s Plan for the Future, publicado por Insight for Living. Copyright © 2002 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.