Hebreos 11:1
Es, pues, la certeza de lo que se espera,
la convicción de lo que no se ve.
Hebreos 11:1
¿Puede usted recordar un día reciente «gris y sombrío»? Por supuesto que puede. También yo.
Las leyes de la equidad y justicia fueron desplazadas por un par de leyes de Murphy. Su sueño se disuelve en una pesadilla. Las grandes esperanzas se van de paseo. Las buenas intenciones se pierden en una comedia de errores, solo que esta vez nadie se ríe . . . Usted siente como que está diciéndole a Bunyan que se haga a un lado mientras usted se escurre al Pantano del Desaliento cerca del Castillo de la duda . . .
El desaliento puede ser terrible, pero no es terminal.
Dios tiene un objetivo final en mente: que podamos tener esperanza. Y, ¿qué conduce a tal meta? Dos cosas: perseverancia y estímulo de las Escrituras. De nuevo, la meta es esperanza. Dios no ha diseñado una vida de desaliento para nosotros. Él quiere que su pueblo tenga esperanza . . . mediante la perseverancia y mediante el estímulo de las Escrituras.
Adaptado del libro, Sabiduría Para el Camino: Palabras Sabias para Personas Ocupadas (Grupo Nelson 2008). Copyright © 2008 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.