1 Reyes 10:1–13
Por días el desierto estaba lleno del aroma dulce de las especias penetrando todo lo que pasaba. Con una brisa del sur, el aroma de las especias puede que llegara al palacio de Salomón en Jerusalén anunciando la llegada de la reina de Saba.
La reina viajó con su séquito unos mil novecientos kilómetros desde su casa en Arabia Saudí hasta la capital de Israel. Hizo este arduo y duro viaje sin duda para establecer una alianza política y comercial con el poderoso reino de Israel gobernado por el conocido rey Salomón. Pero como mujer intelectual y curiosa, también hizo el viaje porque había oído de la sabiduría y riqueza de Salomón, y quería «ponerlo a prueba con preguntas difíciles» (1 Reyes 10:1).
Después de llegar a Jerusalén, el esplendor de la casa de Salomón, de su hospitalidad y de su sabiduría llevaron a la reina a alabar al Dios de Salomón y darle extravagantes regalos de oro, especias, piedras y madera de sándalo. Cuando se preparó para irse de Jerusalén y hacer el viaje de vuelta a su tierra, Salomón le presentó regalos de costumbre (10:13). Pero la reina se fue con más que regalos valiosos, se fue con el incalculable regalo de la sabiduría, el único regalo que deseaba más que cualquier otro.
La sabiduría es el único lujo incalculable e irreemplazable. Cuando la reina de Saba llegó a la corte de Salomón, era lo suficientemente sabia como para buscar más sabiduría del hombre más sabio de su época. Entendía que lo más valioso que podía hacer por sí misma y por su reino era «comprar la verdad y . . .no venderla: «consigue también sabiduría, disciplina y buen juicio» (Proverbios 23:23). La reina pagó un alto precio para buscar la verdad y la sabiduría, pero habría pagado cualquier precio para satisfacer su curiosidad intelectual, su necesidad de saber la verdad. ¿Qué precio personal pagaría usted? ¿Cuán curiosa es?
Salomón aprendió de su padre y madre que debía:
«¡Adquirir sabiduría es lo más sabio que puedes hacer!
Y en todo lo demás que hagas, desarrolla buen juicio.
Si valoras la sabiduría, ella te engrandecerá.
Abrázala, y te honrará.
Te pondrá una hermosa guirnalda de flores sobre la cabeza;
te entregará una preciosa corona».
(Proverbios 4:7–9)
Cada mujer que satisface su curiosidad intelectual buscando sabiduría de arriba y «comprando» la verdad de Dios, es una mujer de gracia y belleza, y si usted hace las dos cosas, muchos la llamarán mujer de valor.
Adaptado del libro, Las Sabias y las Audaces. Publicado por Visión Para Vivir. Copyright © 2023 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.