2 Samuel 11:1–5, 26–27

Al llegar el atardecer de un día soleado de primavera, una hermosa joven se encontraba en la azotea y se preparaba para bañarse. El agua mojaba su cuerpo mientras el rey David paseaba en la terraza de su palacio a cierta distancia. El rey David la vio, pero en lugar de quitar la mirada y proteger su corazón de la tentación, fijó su mirada adúltera en ella. Su deseo por esa mujer creció después de confirmar quién era, incluso la parte de que era una mujer casada, y David envió mensajeros para que trajeran a Betsabé a su palacio.

La Biblia no dice que Betsabé protestara ni a los mensajeros que la llevaron al palacio o al rey que claramente quería tenerla. Después de su encuentro ilícito con el rey, Betsabé se lavó y volvió a casa. En cuestión de semanas se dio cuenta de que estaba embarazada y en un breve mensaje dijo a David: «estoy embarazada» (2 Samuel 11:5). Cuando David ejecutó su plan para cubrir el embarazo, el cual incluía matar al esposo de Betsabé, ella pasó un tiempo de luto por la muerte de su esposo y rápidamente se casó con el rey antes de que diera luz a su hijo.

El rol de Betsabé en su encuentro con David ha sido difícil de interpretar. La mayoría de las preguntas relacionadas con este acontecimiento cuestionan si se estaba bañando en la azotea para tentar a David, pues seguramente sabría que estaba visible desde el palacio. Sin embargo, sea porque estaba intentando tentarlo o por pura inocencia, el silencio de Betsabé, en lugar de una protesta, resalta en este encuentro. Cuando tuvo la oportunidad de resistirse, no lo hizo.

Y esta es la lección que sacamos del pecado de Betsabé: todas somos responsables por lo que hacemos. Sea buscando una relación fuera del matrimonio o dejando de pase, todas elegimos lo que hacemos. David y Betsabé tomaron decisiones durante el camino a este encuentro adúltero y lo mismo se puede decir de cualquier persona que caiga en pecado sexual hoy en día. Debemos tener cuidado de proteger nuestra sexualidad. En lugar de simplemente evitar pecar, debemos preocuparnos por buscar la pureza. Es una elección que no podemos permitirnos no tomar.

Adaptado del libro, Las Sabias y las Audaces. Publicado por Visión Para Vivir. Copyright © 2023 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.