Proverbios 12, 13, 15, 19, 22, 26

En nuestro estudio de lo que el libro de Proverbios dice acerca de la holgazanería hemos descubierto dos rasgos desagradables del carácter que son comunes en los perezosos. También, hemos considerado formas prácticas de enfrentar esos defectos. El día de hoy aprenderemos cómo un perezoso promedio maneja sus relaciones. Con seguridad, ha visto esas características en otras personas. Quizás, usted mismo también haya sido culpable de ello algunas veces.

El perezoso daña a los demás

El que es negligente en su trabajo es hermano del destructor (Proverbios 18:9).

Tal como lo escribió John Donne: «No hay ningún hombre que sea una isla. . .  y la muerte de cualquier hombre me degrada».1

Creo que podría cambiar un poco esta frase y decir. «No hay ningún hombre que sea una isla… y la holgazanería de cualquier hombre me degrada».

Mucho de lo que intentamos lograr como individuos depende del esfuerzo de los demás. Cuando alguien de la familia no paga un recibo, todos en la familia reciben las consecuencias. Cuando alguien del equipo no hace su parte, los demás tienen que agregar ese esfuerzo a la lista de sus propias responsabilidades. Un empleado holgazán no solamente afecta a la organización sino también degrada la motivación de sus colegas. Un jugador perezoso no solamente debilita al equipo, sino también drena su actitud y desinfla su confianza. Un pastor perezoso no solamente limita a la iglesia sino también minimiza su pasión. En poco tiempo, todos deben compensar esa influencia negativa del perezoso.

Y si eso no fuese lo suficientemente difícil. . .

El perezoso, por lo general, está a la defensiva

El perezoso es más sabio en su opinión que siete que responden con discreción (Proverbios 26: 16).

Con seguridad, ha escuchado la creatividad increíble de un perezoso cuando está excusando su actitud. Si le hace alguna sugerencia, siempre tiene argumentos para explicar por qué lo que sugiere no funcionaria. Desafortunadamente, esta gran habilidad para excusar o cubrir sus errores hace que el perezoso no pueda ver la realidad.

Seamos realistas. Todos hemos sido culpables de esto en alguna ocasión y con seguridad enfrentaremos esta tentación nuevamente. Entonces, ¿cuál la solución si se da cuenta de que es perezoso? La solución es una abnegación desinteresada. La holgazanería es un pensamiento egoísta. Deje de pensar en usted mismo, piense en los demás a su alrededor, simpatice con las dificultades de los demás. Hacer bien su trabajo es una forma genial de aliviar las cargas de los demás. Si completar una tarea no le trae satisfacción personal, siéntase satisfecho de que su diligencia beneficiará a los demás.

 Reflexión: Cuando no realiza sus tareas, ¿quién resulta afectado y cuál es el impacto? ¿Cuáles responsabilidades, cuando son hechas correctamente y a tiempo, mejoran la vida de un mayor número de personas? Cuando esté estableciendo prioridades, permita que la abnegación desinteresada añada una nueva dimensión a su planificación.

Hacer bien su trabajo es una forma genial de aliviar las cargas de los demás.

Charles R. Swindoll Tweet esto

Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.