Salomón y los hombres sabios de Israel identificaron seis características de un perezoso. Nuestra responsabilidad es identificar estas características erróneas, examinarnos para ver si algunas se han arraigado en nosotros y contrarrestarlas con comportamientos específicos que nos enseñen cómo ser diligentes y fieles a nuestras responsabilidades.

De acuerdo con el libro de Proverbios:

El perezoso es inquieto: tiene deseos de hacer algo pero su problema es ponerse en acción El alma del perezoso desea y nada alcanza, pero el alma de los diligentes será prosperada (Proverbios 13:4).

El deseo del perezoso lo mata, porque sus manos rehúsan trabajar. Hay quien todo el día codicia y codicia, pero el justo da y no escatima (Proverbios 21:25, 26).

Es común que los holgazanes sean extremadamente talentosos y muy creativos. Pueden hablar y soñar y hasta crear un plan, pero no tienen la disciplina de continuar esa visión. Tal como acabamos de leer, todo el día está su deseo con ellos pero no logran nada. Si se les pide una explicación, se excusan mostrando su falta de aplicación a la tarea.

Con el tiempo, he observado que esta clase de holgazanería ocurre por causa de alguno de los siguientes factores:

  • Falta de confianza en sí mismo: el perezoso duda profundamente de sus propias capacidades y con ello teme exponer su incompetencia. Ciertamente, a todos nos hace falta un poco de confianza cuando intentamos realizar algo nuevo. Aun así, debemos tomar nuevos desafíos, aunque nos preguntemos si podemos terminar esa tarea. Aquellas personas que no quieren convertirse en perezosos deben seguir con la expectativa de que, en el intento, desarrollarán las aptitudes necesarias para triunfar.
  • Falta de habilidad: los perezosos no comienzan una obra porque quieren tener seguridad de que no fracasarán. Si piensan que no tienen las habilidades necesarias, se consuelan soñando o pensando que, si no fuera por esto o lo otro, tendrían éxito. Si no quiere convertiste en un perezoso, reconozca su propia falta de habilidad, pero tome la determinación de adquirir las habilidades que se necesitan para cumplir esas tareas.
  • Falta de deseo: los perezosos son personas satisfechas consigo mismas. Pero no confunda contentamiento con esta clase de satisfacción. A diferencia de las personas que se contentan con lo que tienen, los perezosos sienten que deben tener una mayor riqueza y mayores posesiones, pero no están dispuestos a hacer lo necesario para adquirirlas. Las personas realmente satisfechas se sienten gratificadas por lo que logran, aun si no hay una recompensa material. Los perezosos quieren la recompensa del trabajo arduo pero sin poner ningún esfuerzo.

 El perezoso hunde su mano en el plato y se cansa de volverla a su boca (Proverbios 26:15).

 Reflexión: Cuando se hace a un lado la riqueza o la sustentabilidad ¿cuáles metas u objetivos que se alinean con la agenda de Dios son parte de su vida? ¿Qué le detiene de seguir esos sueños? Quizás deba ajustar sus oraciones. Dele a Dios la responsabilidad de sostenerse y pídale su ayuda para cumplir esa meta, objetivo o vocación.

Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.