Proverbios 12, 13, 15, 19, 22, 26

A través de la Biblia se nos invita a que seamos personas diligentes, comprometidas con las tareas de la vida que necesitamos realizar. Para algunos, sin embargo, esto no es un privilegio sino una carga. Para esas personas, el afán diario de la holgazanería es una realidad innegable. En los siguientes devocionales analizaremos de cerca esta plaga de una manera práctica.

De todas las Escrituras que hablan del tema de la holgazanería, ninguna es más elocuente que los Proverbios de Salomón. Entre los sinónimos que utilizó para la holgazanería, la palabra «perezoso» parece ser su favorita. Al meditar en los Proverbios, encuentro seis características del perezoso. Durante los siguientes días, las examinaremos juntos y buscaremos formas de no cometer los errores del perezoso.

AL PEREZOSO LE CUESTA EMPEZAR

Perezoso: ¿Hasta cuándo has de estar acostado? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco de dormir, un poco de dormitar y un poco de cruzar las manos para reposar. Así vendrá tu pobreza como un vagabundo y tu escasez como un hombre armado (Proverbios 6:9-11).

La realidad es que la holgazanería se enfoca en obstáculos. Son excusas que se encuentran al inicio de una tarea. Los holgazanes no encuentran la forma de comenzar algo. Además de las ya mencionadas causas de la dilación, me gustaría agregar esta: el tamaño de la tarea puede ser frecuentemente abrumador. No hay nada que me detenga tan rápido como sentirme abrumado.

Cuando empiezo a pensar en todos los detalles y el inmenso esfuerzo que requieren, me siento exhausto. Como dice el proverbio, prefiero decir: «Un poco de dormir, un poco de dormitar».

En mi caso personal, para no caer en este afán, he descubierto que es útil dividir el trabajo en secciones pequeñas, y hacer que la primera porción de ese trabajo sea fácil de completar. Hacer esto me ayuda a comenzar. Si consigo vencer la inercia y comienzo un proyecto difícil, ese impulso me ayuda a continuar.

A veces, me parece difícil comenzar un proyecto grande porque no sé por dónde empezar. Enfrento las cosas desordenadamente, haciendo que todo se vuelva aún más difícil. Si me entretengo mucho pensando al respecto, la «pobreza vendrá como un vagabundo» y eso significa que no haré nunca nada. A veces, me he dado cuenta de que lo mejor es tirarme al agua e iniciar la tarea. Inevitablemente, descubro dónde debí haber comenzado y comienzo a desarrollar un plan en mi mente. Tal vez desperdicié un poco de esfuerzo, pero al menos el proyecto ya comenzó.

Reflexión: Piense en un proyecto desalentador o una tarea desagradable que preferiría evitar. Divida el trabajo en pequeñas tareas que pueda completar en un día o menos y escriba esas tareas en un calendario. Coloque el calendario donde otros puedan ver su plan y observar su progreso. Esa responsabilidad le ayudará.

Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.