Proverbios 6, 13, 16, 20, 21

La dilación puede parecer un dictador que no puede contradecirse ni confrontarse. Sus cadenas parecen irrompibles y sus decisiones parecen absolutas. Afortunadamente, Salomón nos asegura que lo único que tenemos que hacer es liberarnos y apoyarnos en el Todopoderoso y Soberano Rey del universo. Escuche lo que Salomón aprendió:

Del hombre son los planes del corazón, del SEÑOR, la respuesta de la lengua. Todo camino del hombre es limpio en su propia opinión, pero el SEÑOR es el que examina los espíritus. Encomienda al SEÑOR tus obras y tus pensamientos serán afirmados (Proverbios 16:1-3).

La habilidad de planear pertenece a la humanidad. Priorizar es un don de Dios y una forma de reflejar su imagen. Algunos animales tienen una manera rudimentaria de pensar y aprender: «¡Siéntese!, ¡Vaya!»; pero por lo general, las criaturas del reino animal viven de acuerdo con sus instintos. Simplemente hacen lo que su naturaleza les dicta. Nosotros, los seres humanos tenemos la capacidad notable de pensar y analizar las cosas, de planear nuestro futuro y de alterar nuestro ambiente para que podamos lograr esos objetivos. Los caballos no pueden hacerlo. Los conejos tampoco pueden hacerlo. Usted y yo sí podemos y debemos hacerlo.

De acuerdo en Proverbios 16:1, tenemos la habilidad de colocar prioridades y de planear de acuerdo con ellas. Pero no podemos hacer que nuestras acciones combinen con nuestras palabras sin la ayuda de Dios. Por eso Salomón reconocía que nuestras acciones, palabras y prioridades tal vez no estén alineadas.

Apaciguamos nuestras conciencias agitadas con promesas de hacer lo que decimos que es importante, pero Dios sabe cuál es la motivación de nuestros corazones. De hecho, Él nos conoce mejor de lo que nosotros nos conocemos.

Salomón nos pide que dejemos de depender de nuestra propia voluntad para lograr tareas importantes o cumplir responsabilidades cruciales. Por el contrario, debemos ser honestos con nosotros mismos y con Dios al considerar nuestras prioridades. Él puede cambiar nuestros corazones para que podamos realizar las prioridades que tiene para nosotros. Él puede motivarnos y capacitarnos para hacer lo correcto y también puede facilitar nuestras acciones para podamos cumplir Su voluntad.

Reflexión: ¿Cuál es el desafío que enfrenta o la responsabilidad más importante que tiene? Establezca un plan que tenga pasos definidos y medibles. Entréguele a Dios este plan en oración. Pídale que le dé la capacidad para hacerlo y someta su plan al control soberano de Dios.

Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.