Proverbios 6, 13, 16, 20, 21

Hay dos rivales que contienden por el control de nuestros corazones: la pereza y la diligencia. Cada uno de ellos trata de utilizar sus armas para llevarnos a su bando. La pereza desea las cosas pero nunca logra alcanzarlas. Siempre está posponiendo cualquier situación. Trata de convencernos de que las consecuencias de esa falta de inactividad no son importantes. Celebre las ventajas del descanso y la importancia de vivir la vida en vez de estar siempre sacrificándonos por el futuro.

¿Qué hay dc la diligencia?

La mano negligente empobrece, pero la mano de los diligentes enriquece (Proverbios10:4).

El alma del perezoso desea y nada alcanza, pero el alma de los diligentes será prosperada (Proverbios 13:4).

Acumular tesoros mediante la lengua de engaño es vanidad fugaz de los que buscan la muerte (Proverbios 21:6).

Si la evidencia bíblica es clara, ¿por qué no desechamos la pereza y nos unimos a la diligencia? ¿Por qué la dilación parece ser más atractiva? Después de mucho análisis, estas son las explicaciones más creíbles:

  • Nos ponemos metas que son irreales.

Tal vez hayamos planificado un curso de acción que parece razonable, pero no estamos completamente convencidos de que vaya a funcionar. Por ejemplo, un escritor tiene una fecha límite para escribir un libro en seis semanas. Planifica cuál debe ser su progreso diario, hace sus números de manera correcta, pero no está seguro de que lo pueda lograr. El problema es que una fecha limite es una fecha limite, así que hace un gran esfuerzo para tratar de lograr lo improbable. No obstante, en lo más profundo de su corazón, sabe que el desafío no es razonable ni realista. ¿Como puede entonces emocionarse cuando su plan es dudoso?

Si está pasando algo así, analice su plan. Quizás el mejor curso de acción será ajustar sus expectativas y hacer que las demandas sean más razonables. Por supuesto, uno no siempre tiene esa clase de flexibilidad. En la medida de lo posible, comprométase con un enfoque más realista que le lleve a un objetivo de mayor plazo.

  • Quizás, haya intentado hacer algo que no es parte de la voluntad de Dios.

Tal vez hemos escogido seguir un objetivo que todos apoyan como algo admirable y digno, pero no tenemos la seguridad de que sea parte del plan de Dios para nosotros. Por ejemplo, una mujer ve una gran necesidad de médicos misioneros en África, así que planifica cómo obtener la capacitación necesaria para unirse a ese grupo. Ella es extremadamente inteligente y entiende bien sus clases de medicina, sin embargo, se mantiene en la constante lucha de poder completar sus tareas. Llena su tiempo con actividades extracurriculares que la mayoría consideraría buenas, pero eso la aleja de sus estudios.

A propósito, esta es otra historia verídica. Resultó que Dios llamó a esa mujer a una vocación muy diferente. Ahora ella está en un seminario preparándose para convertirse en consejera cristiana, un objetivo que disfruta con diligencia y pasión.

  • Su actitud puede ser la falta de entusiasmo por objetivos que interiormente sabe que no son parte del plan de Dios para usted.
  • Puede que creamos que nuestros planes son importantes a pesar del consenso contrario de la sabiduría.

En el devocional anterior, hable de aquel hombre que posponía su ejercicio porque en realidad no lo consideraba una prioridad. Él sabía que debía hacerlo, pero no lo hacía. Después de sufrir un ataque al corazón que casi lo mata, sus prioridades cambiaron. Esa experiencia acomodó sus prioridades y súbitamente vio el valor de ejercitarse durante la semana.

Si no cree que valga la pena realizar alguna acción, al menos tenga la integridad de decirlo, aunque suene tonto hacerlo.

Adelante. Admítalo. Escriba: «No creo que ____________________ sea la mejor forma de usar mi tiempo». Luego comprométase a realizar sus verdaderas intenciones. Si eso significa sentarse en un sofá a comer papitas y beber refrescos, hágalo. Recuerde, sus decisiones tendrán consecuencias y no se excuse cuando coseche lo que siembre.

Reflexión: Sabemos que debemos comprometernos con nuestras realidades principales. Haga una lista de al menos cinco de sus prioridades más importantes en este momento y, aunque suene un poco tonto, dígalas en voz alta. Luego, examine la forma en que utiliza su tiempo libre y su dinero. Esta información le ayudara a descubrir cuáles son sus prioridades actuales. ¿Está dispuesto a hacerlas públicas?

Celebre las ventajas del descanso y la importancia de vivir la vida en vez de estar siempre sacrificándonos por el futuro.

Charles R. Swindoll Tweet esto

Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.