Éxodo 4:18
Usted recordará que Moisés se acercó a su suegro Jetro y le pidió permiso para volver a Egipto. No le dijo toda la verdad, por supuesto, en ese momento, pero sí le hizo saber que algo se estaba moviendo en su corazón. Después de años y años de un verdadero silencio acerca de su vida y de sus experiencia en Egipto, Moisés le dijo a Jetro: «Es hora de que regrese. Hay algunas cosas pendientes que tengo que atender».
Si usted ha oído la voz de Dios llamándole en una nueva dirección, confirmando esa dirección por medio de Su Palabra, de algunos hechos y a través de la sabiduría de consejeros piadosos, el resultado de ese proceso de pensamiento tiene que ser comunicado a su familia. Eso es particularmente cierto si usted es una persona joven. ¿Por qué razón? Porque su familia no ha tenido la bendición de la zarza ardiente. Usted ha oído la voz de Dios, pero con ellos no ha sucedido lo mismo. Es posible que no sepan o no entiendan lo que Dios le ha dicho a usted. Siguen sintiendo que usted debe ir en la dirección previamente acordada, y ahora usted parece estar hablando de una serie de planes totalmente nuevos. Esos grandes cambios pueden parecerles preocupantes e incluso atemorizantes a las personas que le aman, especialmente sus padres. Usted tiene que ser muy sensible para darles alguna información útil en cuanto a cómo Dios ha cambiado la dirección de su vida.
La conversación de estos dos hombres me lleva a dos principios que vale la pena considerar. Primero que nada, si Dios cristaliza un plan para su vida, quizás moviéndole en una nueva dirección, sea sensible en cuanto a la manera en que comunica esto a los demás. No dé por sentado que ellos saben todo lo que usted conoce del proceso. No espere que ellos acepten la idea de inmediato y con los brazos abiertos. Concédales tiempo y espacio para pensar bien el asunto y al hacerlo, comunique sus pensamientos con ternura, amor y bondad.
Lo segundo que debe tener en cuenta es que este plan fluya. Si usted, mi hermano, está en el centro de la voluntad de Dios, el plan fluirá. No tiene que ser forzado. Moisés dijo: «Jetro, ¿puedo ir?» Y este le respondió: «Ven en paz». Moisés pudo comenzar lo que habría de ser un ministerio difícil, sabiendo que las cosas estaban bien en casa.
Moverse en la clara dirección de la voluntad de Dios es una experiencia que enseña humildad, pero también puede producir una nueva confianza.
Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.