Gálatas 1:11—17

Parte de la solución es procurar los beneficios de la soledad y el silencio que se encuentran en los tiempos de anonimato. Un verano, por primera vez en siete años, me tomé seis semanas de vacaciones. Nada de predicar, nada escribir, nada aconsejar, nada de compromisos para hablar . . . nada de nada. Me concentré en tomarme las cosas con calma y en volver a llenar mi alma con las cosas profundas del Señor. Oraba, cantaba, estudiaba, caminaba, pescaba , me mantenía en silencio, pensaba y reevaluaba mi vida. ¡Fue magnífico!

Es posible que usted no disponga de esa cantidad de tiempo. Puede ser que tenga solo tres días o quizás dos semanas, pero si no tiene cuidado llenará rápidamente esos días con cosas que hacer, lugares que visitar y personas que ver. Resista la tentación de dejar afuera al Señor. ¡Qué oportunidad tan perfecta el apartar tiempo para estar solos usted, la familia y el Señor! Computadora apagada. Fax conectado. Celular lanzado al mar.

En vez de acelerar, tome las cosas con calma y reflexione. No quiero que soslayen ninguna de esas palabras. He pensado en ellas durante años. En vez de acelerar, encontremos la manera de tomar las cosas con calma y de reflexionar. Sí vamos a acabar con el tormento de superficialidad que ensombrece nuestras vidas, es esencial que saquemos tiempo para descubrir lo que realmente importa. No Espere hasta que el médico le diga que le quedan solo seis meses de vida. Mucho antes de que algo tan trágico como eso se convierta en una realidad, usted debe estar desarrollando raíces profundas en el terreno de las cosas que realmente importan.

Después de que Saulo se marchó de Damasco y se introdujo en Arabia, comenzó a hacer un inventario de su vida. No había ninguna lista de «cosas por hacer antes de que se acabe el día», ni tampoco el libro «Seis pasos rápidos para conseguir el éxito» u otros libros de autoayuda amontonados en sus brazos. Estaba solo. Caminaba más despacio. Veía como la arena giraba alrededor de las piedras. Pensaba profundamente acerca de su pasado. Recordaba lo que había hecho. Volvió a pensar en lo que había experimentado en el camino de Damasco. Consideraba cada nuevo amanecer como un regalo del Señor, la oportunidad perfecta para cambiar sus prioridades y reflexionar en sus motivaciones. Eso toma tiempo, por supuesto . . . mucho tiempo. Pero el tiempo que se pasa en el aislamiento nos prepara para los retos inevitables que nos llegan en estos fracturados tiempos en que vivimos.

Tome las cosas con calma. Aquiétese. Tranquilícese. Reflexione.

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.