Hebreos 11:8

Por fe Abraham, al ser llamado, obedeció, saliendo para un lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Hebreos 11:8

 

PADRE NUESTRO, ENSÉÑANOS lo que significa vivir de puntillas. A confiar en ti cuando no sabemos lo que el futuro nos depara. . .  cuando el destino no sea claro. . . cuando Tu plan aún se realice. Recuérdanos, Padre nuestro, que te complace vernos caminar por fe y te entristece vernos caminar por vista.

Sabemos que generalmente diriges nuestros pasos a lugares desconocidos para nosotros. Eres un Dios de sorpresas, aunque nada te sorprende a Ti—ya que Tú, Señor, lo sabes todo. Conoces nuestros pensamientos antes que los pensemos. . .  nuestras angustias antes que las suframos. . . nuestros sueños antes que los soñemos. Nuestras vidas se van desplegando de un día para otro, sin saber lo traerá el siguiente día. Tú estás llevando a cabo Tu plan perfecto. Tú trabajas en nosotros sin descanso.

Oramos Señor, para que nos guardes de la exasperación, mientras vivimos en la expectación. Calma nuestros temores. Aleja la tentación de entrar en pánico. Remueve las luchas y las ansiedades que vienen con las pruebas y que con frecuencia entran a nuestras vidas y quieren quedarse allí. Recuérdanos que aun en esos momentos, Tú conoces todos nuestros caminos. Todo te lo pedimos en el nombre poderoso de Jesús, nuestro Salvador. Amén.

Véase también Salmos 5:8; 77:19-20; 139:3; Hechos 20:22

 

NUESTRO SALVADOR FORTUITO

Aun cuando he caminado con Dios por muchas décadas, debo confesar que todavía sigue siendo incomprensible y misterioso. Sin embargo, todas estas décadas me han enseñado algo: Dios se deleita en sorprendernos. Él llena nuestro peregrinar de la tierra al cielo con sorpresas asombrosas que nunca esperamos. Esas situaciones inesperadas ocurren cuando algo serenamente hermoso interrumpe lo monótono y lo mundano. Una vida llena de sorpresas está marcada por situaciones inesperadas. Cuando ya nada nos sorprende en la vida, empezamos a caer en rutinas aburridas. Nuestra vida no espera mucho y frecuentemente nos decepcionamos. Una vida sorpresiva también se distingue por su espontaneidad. En otras palabras, la habilidad de ver y aprovechar los momentos inesperados reaccionando con deleite a lo que no fue planeado. ¡Son muy pocas las cosas que nos hacen sonreír más rápidamente que una sorpresa!

Es importante que nos mantengamos sensibles y abiertos. Hay puntos de vista por descubrir que el Espíritu de Dios quietamente nos susurra al oído. Hay soluciones que deben ser aplicadas, lecciones profundas que deben ser aprendidas, escenas inesperadas que pueden ser disfrutadas, descubrimientos sorpresivos que deben ser hechos. Sin embargo, un alma irritable y que siempre vive apurada nunca podrá conocer eso.

Las palabras de Isaías me hacen sonreír cada vez que las leo: «He aquí, hago algo nuevo, ahora acontece; ¿no lo percibís? Aun en los desiertos haré camino y ríos en el yermo» (43:19). Su situación puede parecerle estéril y seca como un desierto, o débil y sin sentido como un lote baldío. Usted puede sentirse tentado a pensar: ¡no hay forma posible! Cada vez que alguien le sugiere que las cosas pueden cambiar. Quisiera invitarle a que lea ese versículo una vez más. ¿Miente Dios? ¿Es usted es la excepción?

Ya que nuestro Salvador fortuito ha estado haciendo «algo nuevo» en lugares como desiertos y en lotes baldíos desde hace muchos siglos, le sugiero que esté atento a su futuro.

Adaptado del libro, Responde a Mi Clamor: Aprenda a comunicarse con un Dios que se preocupa por usted (Worthy Latino, 2014). Copyright © 2014 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.