Hace varios años el pastor y autor Randy Alcorn escribió en la revista llamada Liderazgo una pequeño artículo llamado «Las Consecuencias de una Caída Moral». Lo he llevado conmigo desde el año 1988.
Créame, si usted repasa estas consecuencias regularmente, su lujuria tomará asiento en la fila de atrás. . . aunque no se irá completamente. Él escribe:
Cuando me siento particularmente vulnerable a la tentación sexual, es de mucha ayuda para mí repasar los efectos que podrían causar mis acciones:
- Entristecer al Señor que me redimió.
- Arrastrar por el fango la reputación de mi Señor.
- Un día, obligarme a mirar a la cara a Jesús, el Juez justo, y rendir cuentas por mis acciones.
- Formar parte de la lista las personas cuya inmoralidad canceló sus ministerios y me causaban escalofrío: (Haga una lista con sus nombres).
- Causarle un sufrimiento indecible a Nanci, mi leal esposa y mejor amiga.
- Perder el respeto y la confianza de Nanci.
- Lastimar a mis amadas hijas Karina y Angie.
- Destruir mi ejemplo y mi credibilidad con mis hijos, y anular mis esfuerzos presentes y futuros de enseñarles a obedecer a Dios («¿Por qué deberíamos escuchar a un hombre que traicionó a mamá y a nosotros?»).
- Sí continuara con mi ceguera o mi esposa no me quisiera perdonarme, quizás perdería a mi esposa y a mis hijas para siempre.
- Traer gran vergüenza sobre mi familia (¿Por qué papá ya no es pastor?).
- Perder el respeto por mí mismo.
- Crear un sentimiento de culpa muy difícil de dejar atrás. Aunque Dios me perdone, ¿podría yo perdonarme a mí mismo?
- Formar en mi mente recuerdos y pensamientos retrospectivos que podrían acosar la futura intimidad con mi esposa.
- Malgastar años de preparación y experiencia ministerial por un largo tiempo, y quizás permanentemente.
- Perder el efecto de años de testificar a mi padre y reforzar su desconfianza para los ministros que sólo había comenzado a ablandarse, pero con mi ejemplo se endurecería, quizás permanentemente, por causa de mi inmoralidad.
- Debilitar el ejemplo fiel y trabajo duro de otros creyentes en nuestra comunidad.
- Darle placer a Satanás, el enemigo de Dios y de todo lo que es bueno.
- Posiblemente experimentar las consecuencias físicas de enfermedades tales como: gonorrea, sífilis, clamidia, herpes, y hasta SIDA; infectando quizás a Nanci, o en el caso del SIDA, aún causarle su muerte.
- Posiblemente causar vergüenza, con todas las implicaciones personales y económicas, incluyendo un recordatorio de por vida de mi pecado.
- Traer vergüenza y dolor a consiervos pastores y líderes de la iglesia (haga una lista con sus nombres).
- Causar vergüenza y dolor a estos amigos, especialmente a quienes conocieron a Cristo por medio de mí y a quienes he discipulado (haga una lista con sus nombres).
- Desacreditar mi nombre y hacer caer la vergüenza sobre mi persona para siempre.
- Tomado de Randy Alcorn, “Las Consecuencias de una Caída Moral,” de la edición del Invierno de 1988 de la revista Liderazgo. Usado con permiso. Artículos relacionados se pueden encontrar en sus páginas de Internet en inglés: www.epm.org y www.randyalcorn.blogspot.com )