La vida cristiana es difícil a veces, ¿no es así? Dios nos pide que abandonemos nuestro egoísmo y nos dediquemos a Jesucristo al servicio de los demás. Esta jornada tiene un comienzo claro y un final aún más claro, pero su camino está lleno de obstrucciones peligrosas y curvas precarias. Afortunadamente, su destino proporciona recompensas eternas y duraderas.

Es probable que haya experimentado la dificultad de perderse en la jornada. Todos hemos estado tentados a desviarnos, a alejarnos de los fundamentos de la vida cristiana auténtica hacia las realizaciones más inmediatas que deseamos para nosotros mismos. Pero Dios nos llama a una vida dedicada al estudio de las Escrituras, a la oración, y lo más importante, a conocer a Cristo. Permita que estos recursos le recuerden que la meta no solo consiste en llegar a nuestro destino celestial, sino en caminar cercanamente con Jesús mientras llegamos allí.

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