Déjeselo a Dios

¿Parece que nunca puede llegar a dónde quiere ir con suficiente rapidez? Déjeselo a Dios. ¿Preocupado por sus hijos? Déjeselo a Dios.

El alfarero soberano

La mayor parte de la vida es aprender y crecer, caerse y volver a levantarse, perdonar y olvidar, aceptar y seguir avanzando.
Sabemos que el Alfarero soberano está obrando con nuestro barro como Él quiere.

Serendipia sagrada

Una vida de serendipia se caracteriza por la «sorprendibilidad» y espontaneidad. Cuando perdemos nuestra capacidad de lo uno o de lo otro, nos conformamos con la rutina de la vida. Esperamos poco y rara vez nos vemos desilusionados.

Comprensión y obediencia

Nuestra mayor lucha no está en el área de entender la voluntad de Dios; sino en el área de obedecer al Dios cuya voluntad es esa.

Dios está allí, a toda hora

Él está allí con usted en su propio peregrinaje personal . . . Su mente inescrutable obra en concierto con su voluntad insondable, realizando cosas bajo su control soberano.

El camino de Dios es correcto

Estoy convencido de que solamente cuando abrazamos la soberanía de Dios es que tenemos la capacidad de razonar nuestro camino por la vida.

Dios: ¡Incomprensible!

En un mundo consumido con pensamientos acerca de sí mismos, lleno de personas impresionadas unas con otras, estando desconectadas del único digno de la alabanza, es tiempo de volver a Teología 101 y sentarnos en silencio en su presencia.

Entréguele a Dios sus Preocupaciones

Mientras más practica el entregarle a Dios las cargas mentales, más emocionante se vuelve ver Como Dios atiende las cosas que son imposibles para que uno haga algo al respecto.

Visiones luminosas brillan desde lo lejos

Una falta de dirección específica o una palabra de aliento por parte de Dios dejó a los israelitas con una sola opción: confiar en que Dios continuaba obrando en su época tal como lo había hecho en el pasado.

A solas con Dios

A veces simplemente estar a solas en la maravillosa creación de Dios es todo lo que se necesita para que las escamas caigan de los ojos de uno y para que uno silencie el hostigamientos y el ruido de su día y empiece a oír a Dios.