Proverbios 28:13

El que encubre sus pecados no prosperará;

Mas el que los confiesa y se

aparta alcanzará misericordia.

Proverbios 28:13

No nos engañemos. Cuando deliberadamente escogemos no mantenernos positivos y negamos al gozo un lugar en nuestras vidas, por lo general gravitamos en una de dos direcciones, a veces en ambas: la dirección de echar la culpa o de sentir lástima de uno mismo . . .

Una actitud agresiva reacciona ante las circunstancias echándose la culpa. Nos culpamos nosotros mismos o alguna otra persona, o a Dios, y si no podemos hallar un chivo expiatorio tangible, le echamos la culpa «al destino». ¡Qué desperdicio más absoluto! Cuando nos culpamos nosotros mismos, multiplicamos nuestra culpa, y nos amarramos al pasado (otro «colgante» incambiable), y reducimos nuestra ya baja autoestima.

Si escogemos echarle la culpa a Dios, nos cercenamos de nuestra única fuente de poder. La duda reemplaza a la confianza, y echamos raíces de amargura qué pueden hacernos descreídos. Si culpamos a otros, agrandamos las distancias entre nosotros y ellos . . . Nos conformamos con algo mucho menor de lo que Dios jamás propuso. Y encima de eso, ¡no hallamos alivio!

Adaptado del libro, Sabiduría Para el Camino: Palabras Sabias para Personas Ocupadas (Grupo Nelson 2008). Copyright © 2008 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.