Job 23: 1—17

Cuando el cuerpo de Job estuvo lleno de llagas, cuando sus amigos estaban todavía en su contra, cuando estaba arruinado y viviendo en un estercolero, tuvo la temeridad de decir: «Sin embargo, él conoce el camino en que ando; cuando él me haya probado, saldré como oro» (Job 23: 10 ).

Job hace tres declaraciones basadas en la fe, en medio de su sufrimiento. Todas las tres tienen que ver con su Dios.

Primera: Yo sé que Dios conoce mi situación. «Él conoce el camino en que ando».

Segunda: Yo creo que Dios me está probando. «Cuando Él me haya probado».

Tercera: Yo creo que después de las pruebas que he sufrido, Él me bendecirá de una manera especial. Él no niega las pruebas, pero hay esperanza más allá de ellas. Dios conoce, y Dios recompensará. Eso es lo que encontramos cuando llegamos al último capítulo de la vida de Job.

¿No sería fabuloso que pudiéramos estar en la situación de Job al final del libro, sin tener que sufrir todo lo que él sufrió a lo largo de todo el libro? ¡Qué bueno sería lograr el conocimiento que obtuvo sin pasar por todo ese sufrimiento! ¡Pero eso no es posible! Sea realista, y entienda que eso no puede suceder. Se necesita el fuego para refinar el oro.

Así como todos somos diferentes en nuestra apariencia, en nuestras raíces, en nuestro grado de madurez y edad cronológica, también las pruebas que experimentamos son diferentes. Todo lo que usted sabe es que una persona de su comunidad, que usted conoce, está pasando por uno de los momentos más difíciles de su vida.

Espero que estas dos palabras no parezca un huecas o santurronas: tenga esperanza. Tengo esperanza de que eso no está sucediendo sin el conocimiento de Dios. El Señor conoce el camino en que usted anda, y no es sin un propósito. Después de la severa prueba, usted también saldrá como oro. Usted está haciendo refinado para la prueba que Él ha permitido, y mientras tanto está haciendo moldeado de nuevo; purificado y enseñado a ser humilde. Vendrán mejores tiempos. Si no es pronto, será más tarde en esta tierra, pero con toda seguridad será cuando este delante del Señor y el distribuya «oro, plata y piedras preciosas». Todo, entonces, habrá valido la pena. Muchas de las recompensas de Job le llegaron mientras estuvo vivo en este planeta, pero las suyas le aguardan en la gloria. En ambos casos, Dios conoce. Dios siempre recuerda. Dios recompensará.

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.