Hechos 20:6-12
Siento mucha lástima por Eutico. Ya fue malo que el joven se quedara dormido en la iglesia mientras Pablo estaba predicando. . . ¡y que haya caído desde la ventana a su muerte! Pero entonces, lo peor de todo, es que el Dr. Lucas incluyó el incidente para ser leído por todo el mundo a través de los siglos. ¡Piense en eso! La única vez que el nombre de Eutico aparece en las Escrituras es cuando se murió mientras dormía en la iglesia. Hace que uno se alegre de que la Biblia esté completa, ¿no?
Escuche la historia:
El primer día de la semana, nos reunimos con los creyentes locales para participar de la Cena del Señor. Pablo les estaba predicando y, como iba a viajar el día siguiente, siguió hablando hasta la medianoche. El cuarto de la planta alta, donde nos reuníamos, estaba iluminado con muchas lámparas que titilaban. Como Pablo hablaba y hablaba, a un joven llamado Eutico, que estaba sentado en el borde de la ventana, le dio mucho sueño. Finalmente se quedó profundamente dormido y se cayó desde el tercer piso y murió. (Hechos 20:7-9)
Si lo mismo ocurriera con los que se duermen hoy, cada iglesia tendría que construir una morgue en el subterráneo. No hay predicador experimentado que no haya tenido que enfrentar los más increíbles (a veces risibles) santos dormilones en las bancas. He visto a algunos golpear la cabeza en el respaldo de la banca frente a ellos. . . roncar fuerte. . . mantenerse sentados cuando todos los demás se pararon. . . dejar caer la saliva sobre su Biblia. . . y hasta dejar caer el himnario, seguido por un sobresalto cuando este llega al piso.
He visto a parejas inclinando sus cabezas en un ritmo magnífico, perfectamente sincronizados. Un estudiante solía venir a la iglesia que yo antes pastoreaba y se sentaba al frente. . . y en segundos se quedaba profundamente dormido. Estaba allí cada domingo, descansando sus ojos. Honestamente, yo me preguntaba por qué se molestaba con vestirse y asistir a la iglesia después de todo. Y había la mujer cuya sonrisa y respiración sonora eran de lo más extraño cuando roncaba —un chillido combinado con el sonido como tartamudeo, que hacía pensar en un chimpancé. Medio se parecía a uno cuando dormía, ahora que lo pienso.
¿Por qué? Esa es una pregunta que vale la pena responder. ¿Por qué duermen las personas en la iglesia? Permítame sugerir varias razones.
La tradición. Así es. A menudo somos entrenados para ello. Como niños nos estiramos en una banca
junto a nuestros padres y nos animaron a dormir en lugar de causar un alboroto. Hábitos son difíciles de romper.
Factores físicos. En ocasiones, una iglesia no tiene buena ventilación o la temperatura del ambiente sube y el aire se pone pesado, casi «abrazador». Este era parte del problema que tuvo Eutico. Las lámparas flameantes elevaron el calor hasta el lugar en donde él estaba, esto añadido a un ambiente hipnotizador en la sala. La baja iluminación y las obstrucciones para la visibilidad fueron causas adicionales.
Factores personales. Falta de sueño suficiente durante la semana —o especialmente el sábado en la noche— provoca somnolencia el domingo. Algunos medicamentos nos causan sueño. . . al igual que problemas de tiroides o la baja de azúcar en la sangre. Se rompe nuestra concentración y pronto nuestras mentes comienzan a vagar y a adormecerse.
La indiferencia. Aunque sería grato ignorar esto, igual es otra razón real. A veces hay personas que están espiritualmente apagadas. El dormir les permite desatender lo que está siendo comunicado. La carnalidad —o la ausencia total de salvación— crea una actitud de indiferencia.
Un mensajero denso y aburrido. Nosotros los predicadores podemos ser culpables de no organizar nuestro material de manera clara y concisa. Esto lleva al vagar y a la incoherencia. . . detalles no esenciales para el mensaje. La falta de presentar la Palabra de Dios con entusiasmo genuino acompañado por ilustraciones frescas y específicas, presentadas de manera impredecible pero apropiada puede causar aburrimiento. Una voz monótona solo añade otra dosis de difenhidramina a quienes están batallando con sus párpados. Con toda honestidad, el mensajero puede ser tan culpable como el oyente, y a veces más.
Hasta allí con el diagnóstico. . . ¿qué tal una prescripción para superar «las somnolencias»?
Debe ser un esfuerzo en equipo. Tres partes deben trabajar en conjunto. El edificio debe ser cómodo y conducente a la adoración. . . pero totalmente diferente a una sala funeraria. Eso es tan importante. Después, el oyente debe estar preparado —física, espiritual y emocionalmente— para la adoración. Se requiere de buenos hábitos de la salud para cultivar un apetito espiritual. Finalmente, el orador debe ser alerto y sensible. No un payaso ni un candidato para porrista principal —pero siempre consciente de las maneras más efectivas para combatir el simplismo, la poca variedad y la docilidad.
Piénselo. Nos vemos el domingo. Y si se sienta en el balcón y le entra el sueño, ¡cuidado! Aunque Eutico «murió hace mucho tiempo, todavía nos habla».
Tomado de Come Before Winter and Share My Hope, Copyright © 1985, 1988, 1994 por Charles R. Swindoll, Inc. Todos los derechos reservados mundialmente. Usado con permiso.