Hechos 16: 16—40; Filipenses 1: 12—18

Pablo está bajo arresto domiciliario en una casa alquilada; pero se niega a pensar solo en eso. Está lejos de los suyos y su futuro es incierto; pero no deja que eso lo afecte. Está atado a un guardia romano todos los días; pero eso no es ningún problema para él. El gozo ha reemplazado a la frustración, porque Pablo ha hecho de Cristo el objeto de su vida. Ha aprendido a vivir por encima de sus circunstancias, pero ¿cuáles fueron los beneficios?

En primer lugar, el avance del Evangelio se acelera; nunca se retrasa. En su epístola a los cristianos de Filipos, Pablo confiesa con ardor: «Quiero que sepáis, hermanos, qué las cosas que me han sucedido han redundado más bien para el adelanto del Evangelio» (Filipenses 1:12). Gracias a la actitud de Pablo en cuanto a su difícil situación, su testimonio se extendió como un incontrolable incendio por toda la guardia romana. De manera sistemática, el Espíritu de Dios echo por tierra el enorme orgullo de los soldados romanos.

En segundo lugar, cuando usted vive por encima de sus circunstancias, el filo del mensaje se hace más agudo; nunca se embota. Pablo decía que sus cadenas se habían convertido en la razón por la que toda la guardia del palacio había escuchado el Evangelio. No era un número insignificante. Según el testimonio de Pablo, el mensaje del amor de Cristo había penetrado las filas de la guardia imperial, que según algunos eruditos era de nueve mil hombres. Curiosamente, el avivamiento comenzó con un soldado romano que estuvo encadenado a un hombre, pero no cualquier hombre. Esa Unión forzada se convirtió en una avalancha de gracia para toda la guardia pretoriana.

Hay un tercer beneficio cuando se vive por encima de las circunstancias: el valor de los demás se fortalece; nunca se debilita. Los extraordinarios convertidos de Pablo no se avergonzaban de su nueva fe en Cristo. Tengo la impresión de que ellos no se contuvieron, sino que testificaban cada vez con más valentía. ¡Eso me parece emocionante!

El secreto del gozo de Pablo no provenía de un manual de cómo vivir la vida cristiana, o de un taller sobre pensamiento positivo. Él no tuvo acceso a una pila de rollos de autoayuda para reforzar su debilitada confianza en sí mismo. El secreto de Pablo no estaba en un programa sino en una persona. Cristo hacia la diferencia. El Señor le enseñó a su siervo soportar todas las situaciones, todas las circunstancias, todos los retos difíciles, no importa lo negativos que fueran, y Pablo le dio a su Señor todos sus derechos, cambio, Él le dio a Pablo toda la fortaleza que éste necesitaba.

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.