Isaías 56:3-4; Lucas 4:13; Filipenses 2:6-8

¿En qué pensaba Jesús desde el momento de su arresto en el jardín de Getsemaní hasta su llegada a la cruz?

No hubo momento donde Jesús se sintiese más débil, donde tuviera más dolor, más soledad y donde se sintiera más humano, que en ese momento. Pero a pesar de la hostilidad de la injusticia, Jesús siguió confiando Su vida al Padre.

Lo hizo mientras estaba desnudo, quebrantado, despreciado en medio de Su sufrimiento. . .

Lo hizo cuando cada nervio de su cuerpo sufría en agonía mientras recibía los latigazos en Su carne. . .

Lo hacía mientras lágrimas silenciosas rodaban por Su rostro. . .

Jesús se encomendó a Su Padre para que lo protegiera.

Su Padre conocía quién era Jesús y sabía qué estaba haciendo y por qué. Su Padre juzgó con justicia. (Lea 1 Pedro 2:23)

 

¿En qué pensaba Jesús mientras estaba en la cruz?

Jesús, agonizando, pensaba en usted. Pensaba en presentarlo a Su Padre celestial bañado en la sangre que ahora se vertía desde Su costado. Sus pensamientos estaban en el gozo por venir.

Sin embargo, Sus pensamientos fueron interrumpidos por las voces de aquellos que pasaban frente a Él y desde la cruz que se encontraba a Su lado, mediante la frase tentadora: Sálvate a ti mismo.

Satanás ya había intentado esa estrategia antes. . . al principio del ministerio de Jesús. Tal vez, se burlaba de Jesús nuevamente, ahora en el final. ¡Sálvate a ti mismo!

Pero Jesús no podía salvarse de la cruz y al mismo tiempo salvarnos a nosotros del castigo del pecado. Por eso escogió Su propia muerte. . . y su vida. Le escogió a usted y eso le daba la motivación suficiente para quedarse en la cruz. Para soportar el sufrimiento. Para ser su Salvador. (Lea Hebreos 12:2).

Adaptado del libro, Domingo a Domingo. Copyright © 2021 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.