Éxodo 2:1-10

Jocabed tuvo fe, pero también pensó en un plan muy creativo. Me gustaría hacer una pausa aquí para reflexionar en esta tensión que hay entre planificación cuidadosa y una fe sincera. ¿Son mutuamente excluyentes? ¡De ninguna manera! Pero al hablar con algunos creyentes, uno pudiera pensar lo contrario.

He aconsejado a hombres y mujeres desempleados que me han dicho:

-Estoy esperando que el Señor me proporcione un trabajo.

-Excelente -les respondo-. Pero dígame ¿a dónde ha enviado su currículo?

-Bueno, yo no hago eso. Simplemente espero en Dios.

-¿De veras? -le digo-. Entonces espero que no le importe seguir desempleado durante un tiempo.

El viejo dicho de los soldados durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos se aplica a muchas áreas de la vida: «¡Confía en Dios, pero mantén seca tu pólvora!». En otras palabras, ponga su vida en las manos del Salvador, pero manténgase listo. Haga todo lo que pueda para prepararse para la batalla, pero reconociendo que el resultado final dependerá de Dios el Señor.

Andar por fe no significa que usted dejará de pensar. Confiar en Dios no implica volverse indolente, perezoso o apático. ¡Qué distorsión tan grande de la fe bíblica! Usted y yo necesitamos confiar en Dios en cuanto a nuestras finanzas, pero eso no es licencia para gastar el dinero disparatadamente. Usted y yo necesitamos confiar en Dios en cuanto a la seguridad en el auto, pero somos imprudentes si no frenamos en una curva. Confiamos en Dios en cuando a nuestra salud, pero eso no significa que podemos fumar cigarrillo tras cigarrillo, trasnocharnos y alimentarnos con papas fritas y golosinas sin ninguna consecuencia.

Actuar con imprudencia o irreflexivamente, esperando que Dios le saque del apuro si las cosas salen mal, no es fe en absoluto. Es presunción. La sensatez le dice que haga lo más que pueda, hasta donde se lo permitan sus fuerzas, y luego tenga la confianza en que Dios hará lo que usted no puede hacer, que logrará lo que usted no puede lograr. La fe y la planificación cuidadosa van de la mano. Siempre ha sido así.