Génesis 43:13-13

Me pregunto de qué cosas hablarían durante ese viaje de Canaán a Egipto los diez hijos adultos de Jacob. Pienso que pudiera haber sido de lo mismo que habríamos hablado nosotros de haber estado en sus zapatos. También creo que estos hombres estaban comenzando a experimentar un quebrantamiento. Quizás hablaron de cuánto extrañaban a su hermano José. Estando Benjamín con ellos, quizás sintieron que ese era un buen momento para expresar su pesar por sus acciones pasadas, y para pedir juntos el poder y la protección de El Shaddai. ¡También quiero creer que Dios estaba comenzando a ablandar sus corazones delante de él! En realidad, eso es lo hermoso de esta historia; a medida que avanza nos lleva a imaginar qué era exactamente lo que estaban pasando. Queremos desesperadamente ir al grano para ver el final feliz, pero debemos esperar, porque siempre hay algo que aprender en el camino.

Cuando nosotros estamos viajando de nuestro Canaán a Egipto, tendemos a ser negativos en lugar de positivos. Tenemos la tendencia de ver la vida horizontalmente, en vez de hacerlo verticalmente. Nos inclinamos a ser testarudos, en vez abrirnos a lo nuevo e inesperado. ¡Necesitamos algunas técnicas de corrección de rumbo para ponerles fin a esos hábitos!

Puedo pensar en por lo menos tres de esas técnicas que han funcionado para mí.

Identifique y reconozca su mentalidad negativa. El remedio depende en gran parte de la confesión. La corrección inmediata comienza con el reconocimiento sincero.

Oblíguese a tener un enfoque vertical hasta que este comience a fluir libremente. Yo nunca he visto a un hábito simplemente echarse, rendirse y morir; tenemos que hacer un esfuerzo consciente si esperamos romper con los hábitos arraigados. Si usted tiene una actitud negativa hoy, es muy posible que cuando se despierte mañana siga teniendo esa misma actitud. Oblíguese a tener un enfoque vertical.

Manténgase abierto a una nueva idea, por lo menos durante cinco minutos. No durante un día entero, porque podría llenarse de pánico. Solo cinco minutos de su día a la vez. Cuando se enfrente con algo nuevo, algo inesperado, no responda con «¡no!, ¡jamás!» de inmediato. Espere cinco minutos. Conténgase. Tolere la posibilidad por cinco minutos. Se sorprenderá al ver el bien que resulta de permanecer abierto.

La corrección inmediata comienza con el reconocimiento sincero.

Charles R. Swindoll Tweet esto

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.