Lucas 12:25
¿Y quién de vosotros podrá con afanarse
añadir a su estatura un codo?
Lucas 12:25
En lo más hondo del alma de toda persona, en las cámaras secretas en donde nadie más sabe los pensamientos, por lo general podemos hallar una preocupación, o dos, o tres. Incluso en el corazón de los que se ríen y sonríen.
Nos preocupamos por la muerte: la nuestra o la de algún ser querido. Nos preocupamos por la desobediencia y el pecado, y por los sentimientos de culpa. Nos preocupamos por los problemas diarios: personas problemáticas, problemas de decisión, problemas relativos al trabajo, al lugar, a las relaciones personales, a las finanzas, a los estudios . . . lo que sea que se le ocurra, nos preocupamos por eso . . .
Uno de los problemas con el afán es que le impide a uno disfrutar de lo que uno tiene. Cuando uno se preocupa por lo que no tiene, no puede disfrutar lo que sí tiene. De eso es de lo que Jesús habla en Mateo 6:25: «Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber». La preocupación es asumir responsabilidades que uno no puede manejar. La verdad es que son responsabilidades que Dios nunca propuso que sean de uno para manejar, porque son de Él.
Adaptado del libro, Sabiduría Para el Camino: Palabras Sabias para Personas Ocupadas (Grupo Nelson 2008). Copyright © 2008 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.