Salmo 19:13

Preserva también a tu siervo de las soberbias;
Que no se enseñoreen de mí;
Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión.
Salmo 19:13

La vida en la tierra en realidad no es más que una serie de momentos, uno tras otro. Y no quiero que mi testimonio por Jesucristo quede destrozado por un solo momento de dar indulgencia a mi carne. No quiero que un momento de cólera, orgullo, o arrogancia, eche una sombra sobre toda una vida de andar con mi Señor. Francamente, temo esa posibilidad. Y, ¿sabe? Quiero temer esa posibilidad. Cuando dejó de temerla, corro grave peligro.

La versión popular traduce de esta manera la oración de David (Salmo 19:13): «Quítale el orgullo a tu siervo; no permitas que el orgullo me domine. Así seré un hombre sin tacha; estaré libre de gran pecado».

¡Qué gran oración! «Señor, tú sabes mi capacidad de echar todo por la borda en un solo acto necio y carnal. ¡Impídelo! Restríngeme. Guárdame de arruinarlo todo en un horrible momento de cólera o lujuria. Si Tú me guardas y me cuidas, Señor, nunca tendré que mirar hacia atrás y lamentar haber cometido tal acción».

Adaptado del libro, Sabiduría Para el Camino: Palabras Sabias para Personas Ocupadas (Grupo Nelson 2008). Copyright © 2008 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.