Salmo 1
La lección central del Salmo 1 es esta: no existe ninguna similitud entre la vida espiritual del justo y la vida del impío que lentamente se erosiona. Analice el contraste tan claro:
El piadoso
Abundancia de felicidad |
El Impío
Todo lo contrario
|
Concluyamos el estudio de esta semana del Salmo 1 con la siguiente paráfrasis ampliada:
Oh, cuánta felicidad abunda en aquel hombre que no imita de manera casual o temporal el estilo de vida de aquellos que viven en la actividad de una confusión pecadora; ni se junta con aquellos que nunca buscan a Dios. Tampoco reside en el mismo lugar donde viven los blasfemos. Al contrario, él disfruta mucho la Palabra de Dios. Piensa y medita en ella todo el tiempo, ya sea de día o de noche. Como resultado, será como un árbol, firme y fructífero. Que no muere y cumple los objetivos que Dios ha diseñado para él. No le sucede lo mismo a los impíos. Ellos son como la hojarasca que es llevada por el viento de la vida (viviendo sin ningún propósito). Por lo tanto, debido a su falta de valor y por no tener a Dios, el impío no puede defenderse en el día del juicio ni tampoco tiene ningún derecho para ser parte de la asamblea de aquellos que Dios ha declarado justos. El Señor cuida de los justos con un amor y un cuidado especial. Por el contrario, aquél que no tiene al Señor se dirige a la ruina eterna.
Afirmando el alma: Lea nuevamente el Salmo 1. Ponga mucha atención al simbolismo que tienen las palabras, «caminar», «detenerse» y «sentarse» en el primer versículo. Sea honesto consigo mismo. ¿Ha comenzado a transigir en algunas cosas que usted antes rechazaba? ¿Qué debe hacer para dejar de hacerlo? No minimice el daño que la erosión moral, ética y espiritual pueden causar en su vida.
Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.