Cuando el orgullo rompe la cuerda

El problema no es disfrutar lo que Dios te ha permitido construir; el problema es olvidar que fue Él quien te dio la vida, la capacidad, las oportunidades. Cuando te adueñas de la gloria, te pones en el lugar más peligroso del universo: el lugar que solo le corresponde a Dios.

Una oportunidad de oro… desperdiciada

No sabemos cuánto dura esa extensión de gracia. Lo único seguro es que no es eterna. Hoy sigue siendo día oportuno para humillarnos delante del Señor.

Amar lo suficiente para confrontar

En un mundo de «likes» y aprobación superficial, necesitamos amigos como Daniel: personas que arriesgan la relación para rescatarnos del precipicio. Y, a la vez, Dios nos llama a ser ese tipo de voz para otros.

Cuando Dios dice «¡Corten el árbol!»

En nuestra vida, esas voces pueden ser un sermón, un amigo, un texto bíblico que se repite, una incomodidad interna que no se apaga. Es el «vigilante» de Dios gritando: «¡Corta esto antes de que Yo tenga que cortarlo por ti!».

El árbol que lo llenaba todo

Tal vez tú no eres emperador, pero sí eres «árbol» para muchos: tu familia, tu equipo de trabajo, tu grupo pequeño, tu congregación. Dios ha usado tu vida para dar sombra, consejo, dirección. El punto no es negar esa realidad, sino recordar de quién viene todo.

Cuando el consejo humano no es suficiente

También nosotros solemos agotar primero los recursos humanos: consejos, redes sociales, libros, técnicas. Muchas de esas cosas son buenas, pero tienen límites. Hay problemas que no se resuelven con técnica, sino con discernimiento espiritual; situaciones que solo se entienden desde la perspectiva de Dios.

Tranquilo… pero inquieto

Si tu tranquilidad depende de que todo siga «marchando bien», esa paz es frágil. Dios, en Su amor, puede sacudir la rama para mostrarte que tu confianza está mal colocada. Él no se conforma con que duermas cómodo; anhela que despiertes convertido.

Cuando tu historia se vuelve un testimonio

A veces queremos que Dios nos use, pero sin tocar nuestras zonas oscuras. Queremos un testimonio sin proceso, una plataforma sin quebranto. Sin embargo, el Señor suele usar justamente esas partes que nos avergüenzan para mostrar Su poder y Su paciencia.

El Dios que no se deja domesticar

Tal vez hoy Dios está interrumpiendo tu rutina: un sueño inquietante, una conversación incómoda, una crisis inesperada. No es crueldad; es misericordia. El Dios que no se deja domesticar está llamando a tu puerta, no para arruinar tu vida, sino para rescatarla.

Lecciones eternas desde el fuego

Dios es soberano, ya sea que el resultado de tu obediencia sea triunfo o tragedia. Habría seguido siendo soberano si hubiera permitido que los tres jóvenes murieran en las llamas, como permitió que miles de mártires murieran a través de la historia. Nuestra parte es confiar en Su carácter y Su plan soberano, sea cual sea.