Cuando el consejo humano no es suficiente

También nosotros solemos agotar primero los recursos humanos: consejos, redes sociales, libros, técnicas. Muchas de esas cosas son buenas, pero tienen límites. Hay problemas que no se resuelven con técnica, sino con discernimiento espiritual; situaciones que solo se entienden desde la perspectiva de Dios.

Tranquilo… pero inquieto

Si tu tranquilidad depende de que todo siga «marchando bien», esa paz es frágil. Dios, en Su amor, puede sacudir la rama para mostrarte que tu confianza está mal colocada. Él no se conforma con que duermas cómodo; anhela que despiertes convertido.

Cuando tu historia se vuelve un testimonio

A veces queremos que Dios nos use, pero sin tocar nuestras zonas oscuras. Queremos un testimonio sin proceso, una plataforma sin quebranto. Sin embargo, el Señor suele usar justamente esas partes que nos avergüenzan para mostrar Su poder y Su paciencia.

El Dios que no se deja domesticar

Tal vez hoy Dios está interrumpiendo tu rutina: un sueño inquietante, una conversación incómoda, una crisis inesperada. No es crueldad; es misericordia. El Dios que no se deja domesticar está llamando a tu puerta, no para arruinar tu vida, sino para rescatarla.

Lecciones eternas desde el fuego

Dios es soberano, ya sea que el resultado de tu obediencia sea triunfo o tragedia. Habría seguido siendo soberano si hubiera permitido que los tres jóvenes murieran en las llamas, como permitió que miles de mártires murieran a través de la historia. Nuestra parte es confiar en Su carácter y Su plan soberano, sea cual sea.

Cuando los reyes aprenden a reverenciar

Lo que comenzó como un monumento arrogante a su supuesta supremacía se transformó en un recordatorio permanente de su estatus subordinado ante un Rey infinitamente mayor. Nabucodonosor estaba experimentando directamente el poder de la piedra de su sueño: el Reino de Dios que un día aplastaría todos los imperios humanos.

Saliendo más libres que nunca

A veces Dios permite que enfrentemos el horno no para castigarnos, sino para quemar las ataduras que nos impiden volar hacia nuestro destino divino.

El Dios que camina en el fuego

Este es el patrón eterno del Reino de Dios: cuando Su pueblo enfrenta el fuego por causa de la justicia, Él no siempre los libra DEL fuego, pero siempre los acompaña EN el fuego. Su presencia transforma el lugar de sufrimiento en santuario de encuentro.

Cuando la ira consume al iracundo

La ironía es devastadora: los mismos hombres que ejecutaban lealmente las órdenes del rey murieron calcinados por la intensidad de su ira incontrolada. La furia desmedida del monarca no solo amenazaba a los supuestos culpables; destruía a sus propios servidores fieles.

Fe que no negocia

La fe inmadura negocia: «Dios, si me libras de esto, entonces te seré fiel». La fe madura obedece: «Dios, aunque no me libres, te seguiré siendo fiel». Una depende del resultado favorable; la otra trasciende cualquier resultado terrenal.