Tiernas misericordias

El faraón extendió su mano, la movió de un extremo a otro para incluir todo el vasto territorio de Egipto y dijo: «Todo es tuyo, José». Luego se quitó el anillo y lo puso en la mano de José.

Humildad tras la promoción

José estaba allí de pie, delante de él, llenando todos los requisitos. Pero aun así, cuando le pareció oportuno ofrecer sus servicios se contuvo. Sin embargo, el rey sabía que José era el hombre ideal para a la tarea.

El momento decisivo

Después de esos dos años completos, José tuvo un momento decisivo en su vida, en un día que parecía ser igual a cualquier otro. Esa mañana amaneció como cualquiera otra mañana de los dos años anteriores.

Oscuridad antes del amanecer

El proceso de descubrir, procesar, purificar y moldear al oro es largo y cuidadoso. La aflicción es oro en formación para el hijo de Dios, y Dios es el único que sabe cuánto tiempo durará el proceso. Solo Él es el Refinador.

Gracia para soportar

Cuando José vio al copero salir de la prisión, debió haber pensado «¡Ahora es mi oportunidad! ¡El Faraón le tiene confianza a este hombre! Él me sacará de aquí».

La estrategia de Dios

En este breve relato leemos dos veces: «El SEÑOR estaba con José». José comenzó a ver la mano de Dios en su experiencia carcelaria. En lo que pudo haber sido la más terrible de las situaciones, el más deprimente de todos los lugares, José prosperó.

Sus ignotos caminos

Si alguien supo lo que es un trato injusto, una falsa acusación y el ser víctima inocente, esa persona fue José.

Las ramificaciones personales

Imagine lo que debió haber pasado por la mente de José en ese momento, poco después de haber sido encarcelado. No solo era inocente, sino que también había resistido la descarada tentación una y otra vez.

¡Huya por su vida!

El pecado está en dar la mordida. Si la lujuria de otra persona le tienta para que usted ceda a su propio deseo, tanto así que su resistencia se debilita, usted habrá sido cautivado.

Las tentaciones de la prosperidad

El Dios soberano de Israel estuvo íntimamente involucrado en la vida de Jose. Él le guio y le dio la facilidad de aprender el idioma de los egipcios. Además, le dio favor ante los ojos de Potifar. Es indudable que Dios era el secreto del éxito de José. La suerte no tuvo nada que ver con tal éxito.