Cuando se nos «bajan los humos»

El aislamiento del lugar, la ausencia de comodidades, el entrenamiento severo y monótono, la inexorable repetición de inspecciones, las pruebas que nos obligan a enfrentar lo desconocido sin demostrar temor (todo mezclado con la exasperante determinación y el constante acoso de nuestro instructor de prácticas) produjo beneficios maravillosos.

Un vocero especial

Cuando estamos solos en la brecha, básicamente estamos delante de Dios. Cuando venga el llamamiento, ¿nos encontrará Dios listos y dispuestos a dar la cara por Él? ¿Hallará en nosotros corazones completamente entregados a Él?

Personas especiales para tiempos especiales

Dios buscaba alguien que tuviera la fibra para enfrentarse solo. Alguien que tuviera el valor de decir: «¡Esto está mal!» Alguien que pudiera confrontar a un rey idólatra y a su perversa esposa, para proclamar: «¡El Señor es Dios!»

Solo en la brecha

A veces uno tiene que fijarse muy bien y hablar mucho paras que una persona declare su lealtad a Dios. . . alguien con el valor de enfrentarse solo por Dios. ¿Es eso lo que hemos creado hoy en estos tiempos de tolerancia y claudicación? La vida de Elías nos enseña lo que el Señor nos demanda.

Lo más que pueda

Podemos vivir los últimos años de nuestra vida hundidos en los sentimientos de culpa, o agobiados por los remordimientos del pasado. Podemos «echarnos a morir de tristeza», o podemos decir: «Por la gracia de Dios, hice lo más que pude con lo que tuve. Y reclamo Su promesa de que, de alguna manera, Él utilizará lo que sí logre para Su mayor gloria».

Penetrar la obscuridad

Lo mismo se puede decir de la luz que recibimos de Dios. A veces, andamos a ciegas, tratando de ver más allá de la oscuridad que tenemos al frente. Pero Él nos da solo la luz suficientemente para que podamos dar el paso siguiente. Esa es toda la luz que Él nos da y, en realidad, es toda la que necesitamos.

Los descendientes peldaños del pecado

Si usted ha tomado a la ligera la gracia de Dios, si ha andado de puntillas por los corredores del reino, escogiendo pecar o hacer el bien a discreción, pensando que la gracia lo cubre todo, está equivocado, querido hermano. Se ha equivocado completamente. De hecho, es muy posible que esté cosechando ahora mismo el amargo fruto de las semillas que plantó en el pasado.

Un árbol de refugio

Todos nosotros necesitamos por lo menos a una persona con lo que podamos desahogarnos y ser sinceros; todos necesitamos una persona que nos ofrezca apoyo, aliento, y también que nos diga la verdad y nos confronte. ¡Árboles de refugio, todos los que nos sean posibles!

Cómo salir de una tormenta

Cuando sufrimos las consecuencias del pecado, tenemos la tendencia a decir: «Estoy acabado. Mi vida terminó. Ya no vale la pena seguir viviendo».