Hallado fiel

Hay ocasiones cuando el Señor decide bendecir a ciertas personas mucho, pero mucho más de lo necesario. Lo que debemos aprender es aceptarlo. ¡Si la envidia es el pecado que le domina, le aconsejo que se libere de uno de los hábitos más feos que tienen los cristianos!

La justicia de Dios

Le maravillará era el alivio que podrá obtener de esa fuente de esperanza, para que pueda seguir avanzando en la dirección correcta. Pudiera muy bien ser que su disposición de perdonar y seguir adelante sea todo lo que se necesite para mover al Señor a poner acción su justicia.

Dios escucha

La disposición de las cosas de Dios no es un plan frustrado. Él no está sentado en un extremo del cielo mordiéndose las uñas y preguntándose qué va a hacer con nuestro mundo. Sabe exactamente lo que va a hacer, y en qué momento.

Humíllese ahora

Concéntrese en el momento. Humíllese en el momento, no después que Dios lo exalte, sino ahora mismo. No espere. Retroceda, deje de discutir y descanse en él. Es admirable la manera como el Señor tranquilizar a su espíritu y le transportará a una esfera de contentamiento que usted nunca había conocido antes, a pesar de que la mayoría de las respuestas están faltando.

Incapaces de comprender

Puesto que él vive en una esfera que es totalmente diferente a la nuestra, más allá de nuestra comprensión, y la nuestra es tangible, limitada por el espacio y el tiempo, dentro de los rígidos límites las leyes físicas, ¿cómo podríamos entenderlo?

¡Libres al fin!

Los pecados están siendo perdonados. La culpa está siendo quitada. Eso es lo que sucede cuando la justicia y la misericordia se mezclan.

Un plan insondable

Job entendió finalmente que el plan de Dios es insondable; que el razonamiento del Señor es correcto; y que sus caminos son más altos que lo que él podría jamás comprender.

Un giro completo

Que el propósito de Dios está en marcha, y yo no puedo impedirlo.
Que el plan de Dios es increíble, y yo no puedo comprenderlo.
Que la amonestación de Dios es buena, y yo no debo atreverme a ignorarla.
Que el camino de Dios es el mejor, y yo no debo resistirlo.

Seguirle en obediencia

Si Dios tiene todo el control, entonces no importa donde él dirija mis pasos, le sigo en obediencia. ¡Qué alivio tan grande produce esto! Por último, puedo relajarme, ya que el control no me pertenece a mí.

Soy insignificante

Cuando somos quebrantados y llegamos al final de la cuerda, el propósito no es tener más respuestas para lanzarlas a los demás. Es para ayudarnos a reconocer que el Señor es Dios, y que sus planes y sus razones son más profundos y amplios que lo que nosotros podemos comprender.