Job 42: 1—17

Encuentro por lo menos dos verdades eternas para nosotros cuando pienso detenidamente en estas tres escenas finales de la historia de Job.

Primera: Vale la pena pedir perdón. Si hay algo qué le está separando a usted de su Padre celestial, ¿por qué mantenerse a la distancia? Acérquese. Hable francamente con él. Al Señor le encanta escuchar la confesión sincera de sus hijos. Dios se deleita cuando reconocemos con humildad el mal que hemos hecho. Solo dígaselo. Como hemos visto, él nunca le rechazará. Vale la pena pedir perdón.

Segunda: Vale la pena esperar justicia. Dios es un Dios de Justicia. Él hará que se cumpla fielmente, si no ahora, entonces después, en la eternidad. Dios lo arreglará todo. Su justicia es parte de su verdad. Dios, qué pacientemente permitió que el vil experimento de Satanás con Job siguiera su curso, lo ha llevado hasta el final. Su siervo ha sido recompensado. Estos amigos han sido puestos de rodillas. Pero lo mejor de todo es que Satanás ha sido silenciado y desmentido (¡una vez más!), y el Señor sigue en su trono, en control y siendo glorificado en todo.

No tengo manera de saber cuál es su situación ahora mismo. No sé con lo que está luchando, ni tampoco quién le ha causado algún daño. No sé qué tan severa ha sido la vida con usted. Pero esto sí se: Su vida no ha sido fácil. Probablemente sus pruebas no han sido tan severas como las de Job, pero estoy seguro de que han sido difíciles, quizás las peores que ha conocido en toda su vida. Es posible que se encuentre ahora en una cárcel. Usted ha sido condenado injustamente cómo eso nunca se ha arreglado, y está esperando que se le haga justicia.

Hay alguna razón para la demora. Quizás sea para darle tiempo para examinar su vida. ¿Hay algún pecado que necesita confesar, una ofensa que ha cometido y que nunca ha intentado reparar? Le aconsejo que ponga de lado su orgullo, que arregle el asunto y que lo haga ahora mismo. Le maravillará era el alivio que podrá obtener de esa fuente de esperanza, para que pueda seguir avanzando en la dirección correcta. Pudiera muy bien ser que su disposición de perdonar y seguir adelante sea todo lo que se necesite para mover al Señor a poner acción su justicia. Entonces, ¿qué está esperando?

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.