Algunas cosas en la vida son absolutamente trágicas. Algunas son misteriosamente extrañas. Sin embargo, muchas son sencillamente divertidas.

No hay un solo día que pase en el que no pueda ver, escuchar o leer algo que me haga sonreír. Y ya que la risa es una terapia efectiva, estoy agradecido con Dios por proveer de ese medicamento divino muy a menudo.

Por ejemplo, las reglas y los estatutos no están hechos para divertirnos . . . pero algunas veces lo son. Yo encuentro algunas de éstas muy cómicas. ¿Desea ejemplos?

  • En una ciudad en Pennsylvania, los hidrantes deben revisarse una hora antes de los incendios.
  • Una ley en Oklahoma requiere que conductores involucrados en un accidente fatal paren inmediatamente y provean sus nombres y domicilios a todos los afectados en el accidente.
  • En Ontario, Canadá, la legislación permite que los pájaros canten 30 minutos durante el día y 15 minutos por la noche.

Las cosas religiosas también me pueden causar risa. La arquitectura de algunas iglesias puede ser muy inusual, ¡y rara!  Ni hablemos lo que sucede cuando me encuentro en una reunión muy seria . . . algunas veces me debo morder el labio cuando descubro que una sonrisa silenciosa puede causar un escándalo.

Además, nosotros los predicadores somos increíblemente cómicos. Cuando estudio las vidas de los predicadores de ataño, me causa risa descubrir que varios de ellos eran unos personajes locos.

También encuentro material cómico en las Escrituras. ¡Muchas de las escenas nos causan risa! Y es exactamente así como Dios lo planeó. Él nunca escribiría un Libro seco, aburrido y sin color. Como recordará, Él es Aquél, quien dirigió a Salomón a escribir:

El corazón alegre es una buena medicina,
pero el espíritu quebrantado consume las fuerzas. (Proverbios 17:22)

¡A lo cual yo digo un cordial “Amén” al haber estado alrededor de varios espíritus quebrantados en mi vida!

No le urjo a que lea las tiras cómicas, ver comedias sin sentido, o que se digan chistes los unos a otros.  Esto es externo y superficial. Lo que estoy sugiriendo es que seamos más alegres, disfrutando más de la vida al ver crecer nuestra confianza en el Señor soberano. Después de todo, Él nos dio el humor para disfrutar y sonrisas genuinas cuando nos deleitamos en Su dádiva.

Debemos relajarnos en vez de rendirnos a la preocupación e intensidad. Un rostro verdaderamente gozoso irradia de un corazón relajado y gozoso.

Algunas cosas en la vida sí son absolutamente trágicas, no cabe duda. Pero un creyente sin gozo . . . ¡es ridículo!

Estén siempre llenos de alegría en el Señor.
Lo repito, ¡alégrense! (Filipenses 4:4)

Tomado de “A Joyful Heart . . . It’s Good Medicine!” por Charles R. Swindoll. Insights (Marzo 2001): 1-2. Copyright © 2001, Charles R. Swindoll, Inc. Todos los derechos reservados mundialmente.