Proverbios 10, 15-17, 25-27

Para nadie es un secreto que me encanta reír. La risa era parte de hogar en la niñez, y espero también que mis hijos recuerden sus años de niñez de la misma forma. Estoy convencido de que el Señor tiene un gran sentido del humor y que quiere que su pueblo se ría con frecuencia a carcajadas. Nuestro estudio sobre el uso constructivo de la lengua concluye esta semana con una nota agradable.

Un buen sentido del humor

El corazón alegre hermosea la cara, pero por el dolor del corazón el espíritu se abate. Todos los días del pobre son malos, pero el corazón contento tiene fiesta continua (15:13, 15).

Cuando me refiero a sentido del humor, comprenda que no me estoy refiriendo a esos gestos enfermizos, vulgares y sin gracia. Lo que quiero decir es que el buen sentido del humor tiene que ver con frases divertidas, amenas y bien escogidas. Estoy convencido del valor especial del humor. De hecho, creo que una persona sin sentido del humor no puede ser un buen líder o comunicador.

Hay momentos cuando el sentido del humor se necesita, por ejemplo, en una reunión acalorada tensa y larga, o cuando en el hogar hay una atmósfera tensa. Aun en casos de experiencias extremadamente difíciles. Es triste lo fácil que olvidamos reír. Los estudios médicos han comprobado que hay beneficios saludables en la risa. Observe la frase final del versículo que mencioné anteriormente. El texto hebreo literalmente dice que un corazón alegre causa buena salud.

Analícese. ¿Se has convertido en una persona tan seria que ya no disfruta de sí misma ni de los demás? Admitámoslo, si hay una crítica general que todos los cristianos debemos aceptar sin argumento es que nos hemos vuelto demasiado serios acerca de todo en la vida. Parecería como si excluyéramos o ignoráramos cualquier oportunidad de reír saludablemente. Por el contrario, siempre estamos serios, tensos y criticándonos a nosotros misinos o a los demás. Como resultado, nuestra tolerancia y comprensión son extremadamente limitadas.

Pidámosle a Dios que nos haga reír. Y por supuesto, pidámosle también que nos ayude a vivir más allá del afán de una lengua descontrolada.

Reflexión: ¿Cuándo fue la última vez que se tomó tiempo para divertirse? Su última asignación de la semana es esta: busque algo que pueda compartir con otras personas queridas esta semana. Tiene que ser algo divertido y que su motivo principal sea causar alegría. Ahora, ¡diviértase!

Una persona sin sentido del humor no puede ser un buen líder o comunicador.

Charles R. Swindoll Tweet esto

Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios  (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.