Proverbios 10, 15-17, 25-27

Aunque la lengua puede causar gran daño a las relaciones y hasta comunidades enteras, el sabio uso de ella puede reforzar relaciones y unir personas a la verdad divina. Los predicadores, maestros y evangelistas poseen este potencial.

Testimonio enseñanza, consuelo

Fuente de Vida es la boca del justo (10:11).

Plata escogida es la lengua del justo, pero el corazón de los impíos no vale nada. Los labios del justo apacientan a muchos, pero los insensatos mueren por falta de entendimiento (10:20, 21).

El fruto del justo es árbol de vida y el que gana vidas es sabio (11:30).

Aguas profundas son las palabras de la boca del hombre, y arroyo que rebosa es la fuente de la sabiduría (18:4).

La muerte y la vida están en el poder de la lengua, y los que gustan usarla comerán de su fruto (18:21).

Libra a los que son llevados a la muerte; no dejes de librar a los que van tambaleando a la matanza. Si dices: «En verdad no lo supimos», ¿no lo entenderá el que examina los corazones?  El que vigila tu alma él lo sabrá y recompensará al hombre según sus obras (24:12).

¿Quién puede medir con exactitud los beneficios expresados por un buen maestro entendido en las Escrituras? ¿Cómo podemos medir la profundidad del consuelo de las palabras de ánimo de un amigo cercano durante un periodo de dolor o aflicción? ¿Y qué tal aquellos que le hablaron de Cristo? ¿Recuerda el ánimo que recibió al escuchar las gloriosas buenas nuevas del Señor Jesucristo? ¿Dónde estaríamos sin el apoyo de personas que se preocupan por nosotros y utilizan sus palabras sabiamente?

Haga una pausa y considere lo siguiente: «La fe es por el oír». Y eso ocurre solamente cuando esas palabras han comunicado el mensaje adecuado, de la forma adecuada, en el momento adecuado (Romanos 10:17).

Dios dio a la humanidad la responsabilidad de llevar a cabo Su plan evangelístico y de redención al mundo. Tenemos una responsabilidad solemne de utilizar palabras escritas o verbales para lograr este gran mandamiento.

La predicación, la enseñanza o el evangelismo tal vez no sean su don o su llamado, pero el principio sigue siendo el mismo: su lengua no tiene una mejor función en la vida que «hacer discípulos en todas las naciones» de manera fiel y constante (Mateo 28:19).

Reflexión: ¿Quién es el comunicador más efectivo del evangelio que conoces de manera personal? ¿Qué fue lo que él o ella hicieron que los hizo tan eficientes? ¿Qué puede aprender de esa persona y así convertirse en un mejor comunicador de la verdad divina?

Aunque la lengua puede causar gran daño a las relaciones y hasta comunidades enteras, el sabio uso de ella puede reforzar relaciones y unir personas a la verdad divina.

Charles R. Swindoll Tweet esto

Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios  (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.