Proverbios 15, 17

Hay muchas personas que sufren la enfermedad más contagiosa que existe. A esa enfermedad yo la llamo el síndrome de «si solo pudiese». Los gérmenes del descontento pueden infectar a una sola persona y luego esparcirse a toda una comunidad afectando cada aspecto de la vida: fiasco, mental, emocional y espiritual. La siguiente es una lista de algunas declaraciones hechas por aquellos que se encuentran atrapados en el síndrome del «sí solo pudiese»:

Si solo pudiese tener más dinero. . .
Si solo pudiese tener mejores notas. . .
Si solo pudiese tener una casa más bonita. . .
Si no hubiese hecho esa mala inversión. . .
Si no tuviese este mal historial. . .
Si solo se hubiera quedado conmigo. . .
Si nuestro pastor fuese mejor predicador. . .
Si mi hijo pudiese caminar. . .
Si tuviésemos hijos. . .
Si el negocio hubiese salido bien. . .
Si mi esposo no hubiese muerto. . .
Si hubiese rechazado las drogas. . .
Si me hubiese dado una oportunidad. . .
Si no hubiese tenido ese accidente. . .
Si pudiésemos salir de las deudas. . .
Si él me invitara a una cita. . .
Si la gente me aceptara como soy. . .
Si mis padres no se hubiesen divorciado. . .
Si tuviese más amigos. . .

La lista podría seguir por muchas páginas más, ¿no es cierto? Entretejido entre todas esas quejas se encuentra el afán diario del descontento. Cuando se lo lleva a su conclusión lógica, el síndrome del «si solo pudiese» resulta en conmiseración, una de las actitudes más desagradables y repulsivas.

El descontento es uno de esos afanes diarios que obligan a los demás a escuchar nuestros lamentos. Un alma descontenta pronto se puede convertir en un alma solitaria y aislada.

Tal como lo dijo un sabio: «Por lo general, encontrara lo que anda buscando». La pregunta entonces es ¿qué es lo que está buscando? ¿Razones para celebrar la bondad de Dios o razones para quejarse diciendo: «¡Ay de mí!?».

Reflexión: No es difícil encontrar lo malo en todo. Pero, ¿con qué frecuencia decide buscar cosas positivas y buenas en sus experiencias diarias? Durante los próximos días, hágase esta pregunta: «¿Cómo puede Dios usar esto para bien?». Luego de hacerla, espere la respuesta viendo cómo se desarrollan los eventos.

Un alma descontenta pronto se puede convertir en un alma solitaria y aislada.

Charles R. Swindoll Tweet esto

Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios  (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.