2 Samuel 12: 13—25

David se negó a rendirse. Cuando sufrimos las consecuencias del pecado, tenemos la tendencia a decir: «Estoy acabado. Mi vida terminó. Ya no vale la pena seguir viviendo». Pero veamos lo que hizo David: «consoló a Betsabé, su mujer». Es fácil olvidar que ella también estaba sufriendo. Ambos atravesaron un período de sufrimiento. Ambos lloraron. Y entonces siguieron adelante con sus vidas.

David está andando una vez más con el Señor, como en el pasado. Una de las escenas más dolorosas de este mundo es ver a un hijo de Dios sentado en un rincón demasiado tiempo, lamiéndose las heridas y compadeciéndose a sí mismo. Es necesaria mucha (a menudo más de lo que creemos) fuerza espiritual y propósito para recuperarse y seguir delante, que lo que se necesita para enfrentar una crisis. «Me levantaré, me sacudiré y seguiré adelante tras mi objetivo; volverá a mi trabajo; comenzaré a disfrutar de la compañía de mis amigos otra vez. Seguiré haciendo lo de antes. En realidad, por la gracia de Dios, ahora seré más sabio e incluso más efectivo que antes».

David, al salir de la tormenta, nos da un ejemplo precioso. Oró, enfrentó las consecuencias de manera realista, lo dejó todo a cargo del Señor cuando reclamó la verdad espiritual en cuanto a la muerte, y luego se negó a rendirse. Siguió adelante, confiando en Dios para que Él le fortaleciera.

Salir de una tormenta es una experiencia solitaria. Usted nunca estará más solo emocionalmente que cuando se encuentra en medio del torbellino de las consecuencias. Deseará que otros puedan ayudarlo, pero ellos no podrán hacerlo. Querrán estar allí, se preocuparán, pero usted tendrá que superar solo la tormenta la mayor parte del tiempo.

Salir de una tormenta, gracias a Dios, es también una experiencia transitoria. Puede ser el tiempo más difícil de su vida, soportará su propio torbellino. Por otra parte, puede ser el espectador inocente atrapado por las consecuencias del pecado de otra persona. Se sentirá desesperadamente solo, y podrá parecerle que nunca, nunca tendrá fin. Pero, créame: el torbellino es una experiencia transitoria. El Señor, siempre fiel y amoroso, le sacará adelante.

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.