Salmos 32

Nadie puede decirme que la Escritura, aunque fue escrita hace más de dos mil años, ha dejado de ser relevante en la actualidad. El poema de David es hermoso y práctico. Una vez que celebró la fidelidad de Dios y reconoció la dificultad de la confesión, él amonesta al lector para que deje su arrogancia.

Aplicación para cada creyente

Versículos 9 al 11:

«No sean sin entendimiento como el caballo o como el mulo, cuya boca ha de ser frenada con rienda y freno; de otro modo, no se acercan a ti». Muchos dolores tendrá el impío; pero la misericordia cercará al que espera en el Señor. Oh justos, alégrense en el Señor y gócense; canten con júbilo todos los rectos de corazón.

David resume todas las lecciones en tres fuertes exhortaciones:

Primero, no sea obstinado (v. 9). En lo que respecta a enfrentarse al pecado, no sea como el mulo o el caballo. ¡Ríndase a Dios! Manténgase integro ante el Señor. No permita que la maldad crezca en su vida. Deje de distanciarse de Dios.

Segundo, decídase ahora (v. 10). Al leer estas palabras concluyentes, usted notará dos senderos: el sendero del impío, el cual trae «muchos dolores» y el camino del justo, el cual trae «misericordia». Considere el destino de cada sendero y tome una decisión (dice el compositor).

Tercero, manténgase recto (v. 11). Detenga la caída al pecado lúgubre y dañino manteniendo un caminar recto. El término hebreo que se utiliza en el texto para la palabra, «justo» tiene que ver con un trato honesto ante Dios y ante los demás. Describe a alguien que no tiene nada que esconder. Un pastor amigo mío solía describir esta clase de conducta como una conducta «limpia y pura». Una persona así busca ser justo en cada contrato, cada transacción y cada decisión que haga ya sea en público o en privado.

Allí no hay secretos. Una transparencia completa. Si usted está buscando los pastos verdes, solo los encontrará si usted vive honestamente con su Señor. Manténgase recto. La gracia de Dios puede ayudarle.

Él ha planeado una vida para sus hijos que resulta en paz interna, fortaleza externa y optimismo. Pero somos pecadores y con frecuencia decidimos caminar a nuestra manera. Aun cuando Él prefiere que no pequemos, Dios está dispuesto a perdonarnos y guiarnos a través de la recuperación y la restauración. Él nos perdonará y nos restaurará si nos arrepentimos completamente; o sea, si confesamos nuestro pecado y buscamos que él nos limpie.

Afirmando el alma: Anteriormente, le pedí que escribiera una confesión completa de su pecado; que se la presentara a Dios en oración y que luego se la confiara a un consejero cristiano. Ahora, escriba acerca del futuro que tendría si fuese liberado de la tiranía de una conciencia acusadora. Describa su relación con Dios y con sus amados. Describa la libertad y el gozo que usted experimentaría. Luego, presénteselo a Dios como una petición sincera.

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.