Deuteronomio 6:10, 12

Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en
la tierra . . . cuídate de no olvidarte de Jehová,
que te sacó . . . de casa de servidumbre.
Deuteronomio 6:10, 12

Dios tiene nuestro bien en su corazón. Después de dar, dar, dar tantas cosas, nos advierte que no nos olvidemos de Él. Qué fácil, cuando estamos bendecidos, adoptar un espíritu presuntuoso y arrogante. La indulgencia empieza como erosión interna que lleva a la indiferencia, que en última instancia resulta en la independencia. «¿Quién necesita a Dios ya?» Es una actitud que a menudo se encuentra en los autosuficientes. ¿Cuál es el secreto para impedir que eso suceda? «A Jehová tu Dios temerás, y a él solo servirás».

Cuando mantenemos un temor sincero de Dios, algo maravilloso ocurre por dentro. El orgullo propio y la presunción continúan decreciendo conforme el temor de Dios aumenta. No quiero decir terror . . . sentirse inquieto y con miedo en su presencia. La clase correcta del temor es referencia por su nombre Santo, un respeto íntegro por su soberana voluntad, considerándolo a Él con el mayor respeto.