Job 38: 1—41

Cuando Dios finalmente habla, le responde a Job desde un torbellino. De pronto, hace su presencia. ¿No habría sido maravilloso que nosotros estuviéramos allí? ¡Zumm! Relámpagos, truenos ensordecedores y oscuras nubes cubren los cielos y Dios entra en escena, irrumpiendo de la nada. Job debió quedarse sin respiración cuando el Señor le «respondió desde un torbellino» (Job 38: 1).

Hace mucho tiempo (yo no tenía entonces más de diez años de edad), me encontraba pescando con mi padre durante una mañana tranquila y silenciosa. Nuestro pequeño bote de pesca estaba sin moverse sobre la superficie del agua en la bahía. Ambos teníamos nuestras cañas metidas en el agua, y ninguno decía ni una sola palabra. Mi padre estaba en la parte posterior del bote junto al motor, y yo en la parte delantera. Era una de esas mañanas cuando uno podía lanzar una moneda al agua y luego contar las ondas que se formaban. Todo estaba silencioso como una tumba, era algo casi fantasmagórico.

De repente, desde las profundidades de la bahía, cerca del casco de nuestro bote, surgió del agua un inmenso pez con todas sus fuerzas. Dio una grandiosa vuelta de campana en el aire, y luego se hundió estrepitosamente en la bahía. Yo debí haber saltado unos 30 cm del asiento de madera, temblando del susto. Mientras seguía mirando su caña, mi padre dijo tranquilamente: «Te dije que los grandes estaban allí abajo».

Ese era el mensaje de Elihú. ¡Él está aquí abajo, Job! El mismo gloriosísimo Señor nuestro que está arriba en los cielos. «Escucha, Job. Él está aquí. No siempre está callado. Cuando habla, no hay voz como la suya». Es posible que el concepto que tenía Job de Dios se haya hecho mayor, gracias a los comentarios finales de sus amigos.

Cuando su Dios es demasiado pequeño, sus problemas son demasiado grandes y usted retrocede temeroso e inseguro. Pero cuando su Dios es grande, sus problemas se vuelven insignificantes y usted se llena de reverencia cuando adora al Rey.

¿De qué tamaño es su Dios? ¿Es lo suficientemente grande para intervenir en su vida? ¿Es lo suficientemente grande para que confíe en Él? ¿Es lo suficientemente grande para que lo reverencie y le tengo absoluto respeto? ¿Es lo suficientemente grande para acabar con sus angustias y para que la sustituya por paz?

Recuerde: Cuanto más conozca a Dios, más grande se volverá Él para usted.

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.