Éxodo 1:1-22
La inseguridad y el aborrecimiento que sentían los egipcios por sus vecinos hebreos finalmente los condujo a la crueldad. Hallo que esto es muy interesante. Se me ocurre que, si uno se siente inclinado a actuar con ira e irracionalidad, sería prudente retroceder y preguntarse qué cosa nos produce temor. A lo largo de mis años de ministerio, he notado con tristeza que las personas violentas a menudo son movidas por el temor. Temor por perder algo. Temor a la humillación. Temor a la debilidad. Temor a no tener control.
Los egipcios cultivaban esa clase de temor. El temor de perder a su país los llevó a cometer injusticias aún más crueles. Una vez que alguien decide matar de hambre, golpear o maltratar a una persona, se le vuelve fácil perseguir a toda una población. Observemos lo que sucedió después: «Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y se propagaban, de manera que los egipcios se alarmaron a causa de los hijos de Israel. Entonces los egipcios los hicieron trabajar con dureza» (v. 12, 13).
Estas personas (los hebreos) estaban en un terrible aprieto, pero Dios les había prometido: «Le enviaré un salvador». Cuando las circunstancias se vuelven difíciles, es fácil altar a la conclusión de que Dios ha olvidado sus promesas. El libro de Éxodo nos muestra que, cuando Dios dice: «Les prometo algo», Él nunca lo olvida. Usted puede olvidar, yo puedo olvidar, toda una nación puede olvidar; pero Dios nunca olvida.
¿Piensa usted a veces que Dios se desentiende de usted en algunos momentos de problemas duros y difíciles? Usted puede sentirse muy desanimado, profundamente resentido, que comienza a pensar que Dios no está consciente de sus circunstancias, o que, si lo está, evidentemente no le importan.
Dios siempre está consciente, y a Él sí le interesamos profundamente. Como veremos, Él hará todo lo que sea necesario para salvar a su pueblo. Puede ser llamando a alguien a las moradas eternas para que esté con Él, o dividiendo por el medio las aguas del océano para que usted pueda pasar por tierra seca. Es posible que su liberación no llegue en el tiempo o de la manera que usted espera, pero siempre llegará en el mejor momento, en el tiempo justo. Dios no abandona a los suyos.
Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.