Jeremías 31:3
Con amor eterno te he amado;
por tanto, te prolongué mi misericordia.
Jeremías 31:3
De lejos deslumbramos; de cerca, estamos empañados. Si se reúne a un suficiente número de personas podríamos parecer una impresionante cordillera. Pero cuando bajamos a las grietas sombrías . . . nos damos cuenta de que no somos los Alpes.
Por eso nuestro Señor significa tanto para nosotros. Dios conoce íntimamente todos nuestros caminos. La oscuridad y la luz son iguales para Él. Ninguno de nosotros está oculto de su vista. Todas las cosas están abiertas y desnudas ante Él: nuestros secretos más oscuros, nuestra vergüenza más honda, nuestro pasado tormentoso, nuestro peor pensamiento, nuestro motivo oculto, nuestra imaginación más vil . . . incluso nuestros vanos intentos de cubrirlo feo como con la belleza de la nieve.
Él lo ve todo. Él conoce nuestra constitución. Él se acuerda de que somos polvo.
Lo mejor es que con todo eso todavía nos ama.
Adaptado del libro, Sabiduría Para el Camino: Palabras Sabias para Personas Ocupadas (Grupo Nelson 2008). Copyright © 2008 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.