Proverbios 19:6

Muchos buscan el favor del generoso y todo hombre es amigo del que da. Proverbios 19:6

NOS PRESENTAMOS DELANTE DE TI, Padre nuestro, como un acto de lealtad y sumisión. Y nos postramos delante de Ti en humildad y confianza. Deseamos seguirte. Cada día es un camino cuesta arriba. Con frecuencia, es una lucha interna el mantenernos firmes en lo que creemos y modelar lo que le has pedido a Tu pueblo en medio de un mundo egoísta. Toca nuestros corazones para que nuestras acciones revelen un cambio. Ayúdanos a poner en práctica esos actos de generosidad más allá de lo que hemos considerado.

Te pedimos que nos traigas convicción a nuestras almas para que podamos ser obedientes y rebosemos en generosidad.

Somos Tu pueblo. Somos las ovejas de Tu prado y te pertenecemos. Nada es demasiado difícil para Ti. Así que pedimos que podamos enfocar nuestra atención en Tus pensamientos y someter nuestra voluntad a lo que has dicho, lo que has prometido y la forma en que lo vas a proveer. Te pedimos que nos estimules para hacer buenas obras como nunca lo hemos hecho antes.

Y ahora, Padre, reconocemos que hemos sido recipientes de un gran número de beneficios: bendición, sanidad, perdón, gracia, misericordia y hasta libertad de la culpabilidad, la vergüenza y los resentimientos que hemos tenido en contra de otras personas. Estamos frente a Ti en lealtad y sumisión; en generosidad y gozo. Oramos todo esto en el nombre de Jesús, nuestro gran Salvador. Amén.

Véase también Deuteronomio 15:10; Proverbios 11:25; Hechos 20:35; 2 Corintios 9:7; 1 Timoteo 6:18; Hebreos 10:24.

DAR CON GUSTO
Una de las declaraciones que Pablo hace en el libro de 2 Corintios, es quizá la Escritura fundamental de referencia que vincula el gozo con dar: «Que cada uno dé como propuso en su corazón, no de mala gana (renuentemente) ni por obligación (sintiéndose obligado por lo que digan los demás), porque Dios ama al dador alegre» (2 Corintios 9:7).

El término «alegre» viene del término griego hilaros, de donde obtenemos la palabra hilarante. Y se coloca primero en el texto original para dar énfasis. Literalmente leeríamos: «Al hilarante (alegre) dador, Dios ama». ¿Por qué? Porque los dadores hilarantes dan con gusto.

¿Quiere recuperar el gusto de dar? Permítame recordarle dos sugerencias simples. Ambas me han funcionado. Primero, reflexione en lo que Dios le ha dado a usted. ¿Ha sido bueno? Siempre nos da más de lo que merecemos. Segundo, confíe en que Dios va a honrar esa generosidad constante. Aquí hay que dar un gran paso pero es esencial. ¡Hágalo! Cuando usted siente que Dios le está dirigiendo para realizar una contribución significativa y desarrolla el hábito de la generosidad, usted se deshace de un gran obstáculo. Yo dudo seriamente que la generosidad le haya hecho daño a alguien.

Después de que Arauna le ofreciera al rey David algo por nada, el rey le respondió: «no ofreceré al Señor mi Dios holocausto que no me cueste nada» (2 Samuel 24:24). David rehusó una limosna. Me encanta la ilustración que utilizaba aquel gran predicador de antaño, John Henry Jowett, al hablar de las palabras de David. Él decía: «Un ministerio que no cuesta nada, no logra nada».

Demos como nunca hemos dado antes. Paguemos nuestras deudas con gran gusto. Apoyemos la obra de Dios con ofrendas sobresalientes y una naturaleza sacrificial. Recuerde, un ministerio que no cuesta nada no logra nada.

Adaptado del libro, Responde a Mi Clamor: Aprenda a comunicarse con un Dios que se preocupa por usted (Worthy Latino, 2014). Copyright © 2014 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.