Salmo 35:9

Entonces mi alma se alegrará en Jehová;

Se regocijará en su salvación.

Salmo 35:9

Nada físico toca el alma. Nada externo satisface nuestras necesidades más hondas. ¡Recuerde eso! El alma le pertenece a Dios. Solo Él puede satisfacernos en ese ámbito.

El alma posee un vacío ineludible en forma de Dios. Y no es sino cuando Él entra allí y lo llena que podemos tener paz por dentro; lo que es otra manera de decir: «Si Dios no está en el primer lugar, uno no puede manejar el éxito». Si Dios llena el alma, si Dios llena la mente, si Él satisface el espíritu de uno, no hay absolutamente ningún problema con la prosperidad. Uno lo tiene todo en orden. Las prioridades serán las debidas, y uno sabrá como manejar la vida a modo de impactar al máximo número de personas. Si Dios lo prospera uno, si le confía éxito material y uno continúa andando con Él, Dios puede utilizarlo a uno en forma poderosa en su plan. Es más, si uno lo pierde todo, Él puede darle a uno lo que se necesita para manejar la pérdida y empezar todo de nuevo.

Adaptado del libro, Sabiduría Para el Camino: Palabras Sabias para Personas Ocupadas (Grupo Nelson 2008). Copyright © 2008 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.