1 Samuel 16: 16-18

No tiene un mal currículo, ¿verdad? Es un hábil músico, un hombre valiente, un guerrero, tiene control de su lengua, es apuesto y el Señor está con él.

Una cosa importante que me dice todo esto es que usted nunca debe desestimar nada de su pasado. Dios puede tomarlo y utilizarlo de la manera más increíble. Usted no sabe si algo que sucedió hace muchos años le abrirá una puerta de oportunidad al futuro.

Eso fue, precisamente, lo que le sucedió a David. Allí estaba él, tocando su instrumento en los campos de Judea. Nunca se había encontrado con Samuel, pero finalmente es quien va a sustituirlo. Dios se vale de algo para reunirlos y eso es, ¡la música! David recibe pronto un mensaje que dice: «Saúl quiere verte». Es increíble cómo todo coincide. ¡Nunca dejo de maravillarme por la manera tan perfecta como Dios lleva a cabo su voluntad sin nuestra ayuda!

Aunque Samuel había ungido a David antes, Isaí dejó que se ocupara de nuevo de las ovejas. Y ahora alguien viene corriendo de parte del rey para decirle: «Saúl quiere ver a tu hijo menor». Isaí se desprende de David, pero lo llena de regalos para el rey. Ahora David marcha pesadamente con un asno cargado de pan, un odre de vino, un cabrito y ¡su instrumento de cuerdas al hombro!

David no lo sabía, pero se estaba preparando para entrar en el campamento de entrenamiento que lo iba a convertir en rey un día no muy lejano. Así es como funciona el programa de Dios. Usted pudiera pensar que alguna habilidad que aprendió o que utilizó hace varios años ya no sirve para nada, o que perdió todo este tiempo haciendo algo, pero no lo crea. Dios puede usar lo que usted pudiera parecerle una parte insignificante de su pasado, y ponerle exactamente en el lugar correcto en el que pueda usar ese don o esa capacidad.

Eso fue lo que le sucedió con David. Él nunca le dijo alguna vez a Saúl: «Voy a tomar tu lugar, amigo». Nunca hizo valer su autoridad sobre Saúl. Nunca estuvo celoso de él ni presionó a nadie ni nada para tomar el puesto del rey. No era presuntuoso. Había sido ungido, pero dejando que el Señor abriera las puertas. Recuerde: David era un hombre conforme al corazón de Dios.

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.