Salmos 32

Entretanto que la canción de celebración de David acerca del perdón de Dios continúa, él reconoce que la confesión no es sencilla. También reconoce el hecho que en este momento tenemos la oportunidad de hacerlo, pero llegará un día cuando se acabe. Por esa razón, David pide la provisión futura de Dios.

Provisión de necesidades futuras

Por eso orará a ti todo fiel en el tiempo en que puedas ser hallado. Ciertamente en la inundación las caudalosas aguas no llegarán a él. Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia y con cánticos de liberación me rodearás. Selah. Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar. Sobre ti fijaré mis ojos (vv. 6-8).

Recuerde que el tema de este salmo es el perdón. David aclara que él no tiene ninguna ventaja con respecto a los demás acerca de esta experiencia de bendición. Por ende, envía una invitación a todos los «fieles». Esto incluye a todos los creyentes del Nuevo Testamento, a todos los que conocen al Señor Jesucristo y le han recibido por fe. David invita a todo el pueblo de Dios para que ore aun en medio de «las caudalosas aguas», cuando todo parece inútil. David nos promete que si lo hacemos, Dios nos liberará de la misma forma en que lo liberó a él.

El versículo 7 centra toda su atención en Dios. Él es el único que nos protege, que nos preserva, que nos rodea y que nos da una canción. Selah (nuevamente haga una pausa y medite en ello). Una conciencia acusadora visualiza a Dios como una deidad cruel, que anda con una vara en la mano buscando castigar a los pecadores.  Eso sucede cuando el pecado distorsiona la verdad. Mire el versículo 7 otra vez. David expresa más bien cánticos de liberación: «Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia y con cánticos de liberación me rodearás. Selah».

Esa es una imagen reconfortante, especialmente para aquellos que se encuentran bajo una avalancha de pecado y buscan el perdón de Dios.

La siguiente estrofa es la respuesta de Dios a la invitación que David le hace a todo el pueblo de Dios. El Señor promete su guía y su consuelo. El octavo verso concluye con las palabras de Dios hacia nosotros: «Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar».

¿Usted siente que Dios se ha ido? ¿Qué él no se preocupa por usted? Confíe en lo que le digo: Dios se preocupa por usted. (1 Pedro 5:7). Los ojos de Dios le están mirando. Puede que parezca que él está lejos de usted pero en realidad él está cerca, esperando que usted confiese y se arrepienta de sus pecados.

Afirmando el alma: ¿Qué cree que le sucederá si usted confiesa su pecado oculto a Dios? ¿Qué cree usted que sucedería si alguien descubre su pecado oculto? La confesión es una cuestión de confianza, ¿no es cierto? ¿Confía que el Señor puede convertir su tristeza en gozo? Al principio del capítulo, le pedí que escribiera una carta detallando su pecado oculto. Busque un consejero maduro y confiable y léale en privado esa carta.

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.