Hechos 11: 19—26

Haga memoria y contesté: ¿Recuerda usted lo que hizo David después de matar a Goliat? Ya Dios había nombrado al joven como el próximo rey de Israel. La mayoría de los jóvenes vencedores se habrían dirigido a la tienda de coronas más cercana para probarse una, menos David. Regresó de inmediato a las colinas de judea para cuidar las ovejas de su padre, él era un verdadero pastor con un corazón de siervo.

Saulo tuvo una espera parecida en Tarso. Esperó con paciencia hasta que Bernabé fue a darle una palmadita en el hombro. Solo entonces dio paso al grave y altamente notorio rol del liderazgo. Para mí, nada es más atractivo en un líder talentoso y competente que la humildad auténtica. Los talentos de Saulo se formaron en el vía crucis de la soledad donde había sido pulido y transformado por el Cristo vivo.

Aunque no tuvo una educación formal, el evangelista Dwight L. Moody fue un talentoso hombre de Dios. Una vez, en 1875, estuvo predicando en Inglaterra. Un eminente Pastor congregacional y respetado teólogo el doctor R. W. Dale colaboró en esa tan exitosa campaña. Después de observar, escuchar a Moody y ser testigo de los increíbles resultados del ministerio de este sencillo hombre, el Doctor Dale escribió en su revista denominacional: «Le dije al Señor Moody que la hora era claramente de Dios, porque yo no podía ver ninguna relación real entre Él y lo que había hecho. Moody se rió de buena gana y me dijo: ‘Lo habría sentido mucho de no haber sido así’». No hubo una actitud defensiva, ningún sentimiento de que estaba siendo menospreciado, ninguna demostración de vergüenza. Moody Era el más sorprendido de todos de qué Dios lo hubiera elegido para usarlo de una manera tan poderosa.

Así era Saulo. Por eso, no es de extrañar que Bernabé quisiera que él estuviera a la cabeza del programa en Antioquía. ¡Qué buen dueto formaban! Durante todo un año, estos dos hombres sirvieron codo a codo, y Dios fue glorificado maravillosamente.

Me encanta la breve definición del Ministerio queda Warren Wiersbe: «El ministerio se da cuando los recursos divinos satisfacen las necesidades humanas a través de los canales del amor, para la gloria de Dios». Saulo y Bernabé representan a las mil maravillas ese concepto. ¿Por qué razón Saulo y Bernabé experimentaban ese placer sirviendo juntos? Porque no había ninguna rivalidad entre ellos. No había ninguna batalla de egos. Ninguno se sentía amenazado por los dones del otro. No había intenciones ocultas. No había conflictos no resueltos. Su único objetivo era magnificar a Cristo. No importaba que las multitudes se multiplicarán a millares ni que se redujeran a solo unas pocas personas. Lo único que importaba era que Cristo fuera proclamado y adorado.

¡Alabado sea Dios por el poder de dos personas!

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.