Eclesiastés 3:5
[Hay un] tiempo de abrazar,
y tiempo de abstenerse de abrazar.
Eclesiastés 3:5
Hay ocasiones cuando necesitamos el abrazo de un amigo que pone su cabeza junto a la nuestra y nos susurra al oído palabras de comprensión, animándonos a no darnos por vencidos, recordándonos que la vida continúa . . . que lograremos salir adelante. Tales abrazos ponen acero en nuestros huesos. Nos ayuden a perseverar durante la noche.
Y luego hay ocasiones cuando la misma persona tal vez nos tome por los hombros, no sostenga a distancia de sus brazos, y nos confronte con la verdad dura: «Ahora, escucha: no puedo estar de acuerdo contigo. Tengo que ser franco contigo . . . pienso que lo que estás haciendo está mal». Ese no es el momento de abrazar; pero para que una vida se mantenga equilibrada, es necesaria tanto la afirmación como la exigencia de responsabilidad.
Mientras más años vivo, más quiero escuchar a los sabios; no tanto gente inteligente, sino personas sabias. La persona sabia no solo tiene inteligencia, sino que entiende la vida y puede ayudar a concatenarlo todo.
Adaptado del libro, Sabiduría Para el Camino: Palabras Sabias para Personas Ocupadas (Grupo Nelson 2008). Copyright © 2008 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.