Proverbios 10:19

Usted ha escuchado decir «demasiado poco y demasiado tarde». ¿Qué de «demasiados y sobreabundantes»? Así describiría yo los tiempos nuestros. En una sociedad sobrepasada por declaraciones exageradas, encuentro gran deleite en un «quedarse corto» ocasional.

Demasiadas palabras sin peso. Demasiado alimento enriquecido. Demasiado énfasis en el éxito, en ganar, en ser el más grande y el mejor. Demasiadas comparaciones y comercialización. Demasiadas reuniones. Demasiadas páginas en el periódico. Demasiados canales de televisión, letreros luminosos, equipos deportivos, escuelas y opiniones. Demasiadas opciones para cosas como carros, equipos de sonido, computadoras y bebidas gaseosas.

Nos encontramos haciendo que lo extremo sea el estándar. Los puntos gramaticales están siendo reemplazados rápidamente por signos de exclamación. «Bueno» ya no es suficiente. Ahora tiene que ser «fantástico» o «increíble».

¿Qué ha pasado con una caminata en silencio y descalzo por una playa? ¿O un atardecer solo escuchando música? ¿O ir a andar en bicicleta, seguido por un helado en cono, de una sola bola? ¿O elevar un volantín, seguido por el acostarnos en nuestras espaldas y tomar una corta siesta? ¿Cuándo ocurrió que tomamos la hermosura de unas velas y el estar tomados de la mano con un ser amado, y la intercambiamos por luz fluorescente y un ambiente ostentoso?

Qué lindo es ser sorprendido por lo sutil. Tropezarse con hermosura genuina, sinceridad verdadera sin que haya esfuerzos por impresionar. Clase de primera clase . . . elegancia sutil que deja espacio para la imaginación, para reflexionar, para decidir por nosotros mismos, para apreciar. Cine y otras formas de arte que nos crean espacios de silencio para sentir, para suspirar. Discursos, sermones y escritos que reflejan una elaboración realmente fina, que nos convencen de que había mucho más por decir.

¿Mi ruego en síntesis? Más originales, menos copias. Más creatividad, menos tecnología. Más insinuación, menos explicación. Mas reflexión, menos palabrería. Alguien lo dijo así:

«¿Cuándo es el mejor tiempo para parar de hablar? Probablemente ahora».

Se cuenta una historia acerca de FDR cuando era un joven abogado. Escuchó a un oponente resumir su caso, ante el jurado, de manera elocuente y emocional, si bien extenso. Viendo que el jurado estaba inquieto, se cuenta que FDR dijo:

«Ustedes han escuchado la evidencia. También, ustedes han escuchado a un orador brillante. Si le creen a él y desechan la evidencia, decidirán en su favor. Eso es todo lo que tengo que decir». Él ganó. Di demasiado y aburrirás. Di menos de lo que podrías y ganarás. Cuando un árbitro de beisbol dice: «¡Tercera falla!» no tiene que añadir «Estás fuera». Eso es lo que significa la tercera falla.

«Declarar con moderación . . . para causar un efecto mayor». Eso es lo que significa hablar medidamente. Como ocurre con «Te amo». La próxima vez que se siente tentado a decir demasiado, solo diga eso.

Tomado de Come Before Winter and Share My Hope, Copyright © 1985, 1988, 1994 por Charles R. Swindoll, Inc. Todos los derechos reservados mundialmente. Usado con permiso.