Salmos 101

El Salmo 101 presenta cuatro cualidades que un creyente debe tener para poder discernir su propósito divino. La confusión abunda cuando no existen estas cuatro virtudes para aclarar la visión de un individuo. Después de describir el honor y la integridad, la canción continúa con otras dos cualidades piadosas: la honestidad y la pureza.

Honestidad

No pondré delante de mis ojos cosa indigna; aborrezco la obra de los que se desvían. Ella no se me pegará (v. 3).

David, siendo el rey, tenía el poder político para exigir cualquier agenda y luego comprometer los recursos de toda la nación para lograr su objetivo. Saúl, su predecesor, utilizó su influencia política, la riqueza de la nación y el poderío del ejército israelí para perseguir a David, la persona que Dios había ungido como rey. David, sin embargo, toma la determinación de evitar cualquier ambición indigna. Hacerlo significaría para él, «desviarse» de su comunión con Dios. Además, decidió «aborrecer» los logros de aquellos que se «desvían».

En el Oriente Antiguo, aborrecer algo significa rechazarlo para aceptar algo más. Por ejemplo, Génesis 29 nos cuenta la historia de las dos esposas de Jacob y como el «amaba» a Raquel pero «aborrecía» a su hermana Lea.  El término solamente indica que Jacob favorecía a una por encima de la otra. No significa que él odiaba a Lea. Después de todo, él había tenido varios hijos con ella. La idea, entonces del versículo 3 del Salmo 101 es que David rechazaba las obras de los impíos, de esos que se desviaron de Dios y escogía el camino de Dios en su lugar.

Pureza

El corazón perverso será apartado de mí; no reconoceré al malo (v. 4).

David ya había tomado la resolución de ser un hombre de honor, de integridad y de honestidad. Ahora decide también ser un hombre de pureza. Esta tiene que ser una de las razones por las cuales Dios dijo que David era un «hombre conforme a su corazón». Son muy pocas las personas, ciertamente, las que pueden decir lo que David decía en este cuarto versículo. El hijo de David, Salomón, también escribió acerca del valor de la pureza personal en Proverbios 11:19-21:

Como la justicia es para vida, así el que sigue el mal lo hace para su muerte. Abominación le son al Señor los perversos de corazón, pero los íntegros de camino le son agradables. De ninguna manera quedará impune el malo, pero la descendencia de los justos escapará.

No pase por alto la última parte de este pasaje. Una vida pura en realidad es una inversión espiritual, cuyos dividendos disfrutan sus hijos. Dios tiene, por así decirlo, un plan de apartado sobre la pureza, una cuenta espiritual que usted establece ahora y que sus descendientes pueden aprovechar después.

El valor de una vida pura debe ser fundamental para todo cristiano. Tenemos una curiosidad sobre la perversidad y la maldad. No es que solo tengamos conocimiento de lo que es la maldad, sino que más bien nos sentimos atraídos a ella. Los noticieros sacan provecho de su interés enfatizando la maldad de nuestro mundo. Ellos se han dado cuenta que el interés público aumenta cuando se habla de actividades inmorales o impuras. David se dio cuenta, sin embargo, que un «corazón perverso» solo causaría el debilitamiento de su vida espiritual.

Mi esposa, Cynthia y yo conocemos a un joven que se estaba preparando para el ministerio. Este joven se casó con una chica que había sido rescatada de un pasado inmoral. Por varios años, ella había sido una prostituta en una gran ciudad. Durante esos años ella había experimentado la profundidad de la vergüenza. Gracias a una serie de eventos, ella escuchó el evangelio y se entregó a Cristo. Después de su conversión y su matrimonio con nuestro amigo ministro, ella se encontró con un ambiente totalmente nuevo. En vez de maldad, había pureza. En una ocasión, ella compartió con Cynthia acerca de esos ajustes y de lo difícil que era para ella olvidar su pasado. Ella quería hacerlo, pero la maldad encontraba formas de adherirse a su mente. Quizás esa es la razón por la cual David decidió «no reconocer al malo». Este mundo nos etiqueta de formas casi imposibles de borrar. Es mejor ser puro y no tener experiencia que estar cicatrizado por los recuerdos impuros que regresan a nuestra mente sin avisar.

Afirmando el alma: Si un investigador viniera a hacerle una auditoría acerca de sus finanzas o sus negocios, ¿qué quisiera usted que esa persona no descubra? Si su conciencia le molesta, ¿qué puede hacer para resolver este asunto? En términos de pureza, ¿qué influencia negativa o impura enfrenta usted de manera regular? ¿Qué puede hacer usted para crear un ambiente de pureza?

Una vida pura en realidad es una inversión espiritual, cuyos dividendos disfrutan sus hijos.

Charles R. Swindoll Tweet esto

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.