Efesios 1:19-21

Hemos estado hablando sobre lo que estoy llamando «la caza de brujas», el fenómeno que afecta a nuestro mundo por el cual la gente busca con ansias encontrar al diablo en cada espacio y rincón para culparle por casi todo.

Mientras estoy con este tema, el uso de lo relacionado al 666 para causar temor está llegando a lo ridículo. El hecho es que esos tres dígitos pueden ser descubiertos en el nombre de casi toda persona, si se está dispuesto a invertir suficiente esfuerzo en ello. Usando el código A = 100, B = 101 y sucesivamente, Hitler suma 666. La misma técnica funciona también para Kissinger y para la palabra computador (eso sí podría creerlo).

¿Desea que yo siga con esto? Es posible descubrir el 666 en los nombres de algunos líderes evangélicos. Al adoptar lo que se ha denominado «el código del diablo» (un truco favorito de los numerólogos, por el cual se enumera el alfabeto de atrás para adelante; Z = 0, Y = 1, X = 2. . .) y al multiplicar por 6 el valor de cada letra (¡vaya!), el apellido del fundador de la Mayoría moral (una organización política estadounidense asociada con el partido republicano), Jerry Falwell, suma 666. Para el nombre de Billy Graham se requiere un tratamiento numérico más elaborado. . . pero, si realmente lo desea, usted puede hacer parecer que él es el anticristo.

¡Eso sí es una locura! Varios años atrás conseguí que un hombre usara un código similar, mostrándome (de manera irónica) cómo mi nombre daba como resultado el 666. Hasta he tenido a un creyente bien intencionado declarar que tenía el demonio de morder las uñas y otro demonio de comer demasiado. Lo que seguirá, supongo, es que oiré que tengo el demonio de predicar demasiado largo.

¡Alto! Usted sabe lo que voy a decir, ¿cierto? Dado que es así, no tendré que decir tanto como podría. Usted y yo sabemos que existe un diablo y una hueste de demonios. . . un verdadero «líder de los poderes del mundo invisible», quien tiene como única meta infectar e influenciar con el mal. Está al acecho (1 Pedro 5:8), siendo de naturaleza diabólica y metodología engañosa (2 Corintios 11:3). Él es el responsable de mucha maldad, pero no toda —también existen el mundo y la carne, recuerde (1 Juan 2:15-16). Si no puede atraparnos en un extremo, donde él es un bromista imaginario con cuernos, una horca y de epidermis roja. . . entonces es en el otro, en que él está en todas partes, en todo, poseyendo a todos, y empezamos a escuchar a la música al revés y husmear señales del 666 en rótulos, en placas de autos y en líderes.

Vamos, cristiano, sea sabio. A los ojos de los perdidos ya parecemos bastante necios sin darles más leña para echar al fuego. Deje que el comediante Flip Wilson se encargue de los chistes («el diablo me obligó a hacerlo») y que los fanáticos se encarguen de las cosas falsas. Ya tenemos las manos llenas tratando de mantener un equilibrio razonable en la cuerda de la verdad. Si hay una cosa que el diablo no puede soportar, es la verdad.

Tomado de Come Before Winter and Share My Hope, Copyright © 1985, 1988, 1994 por Charles R. Swindoll, Inc. Todos los derechos reservados mundialmente. Usado con permiso.