Proverbios 3:5-6

Las personas que antes preparaban la revista Campus Life [Vida de campus] se ganaron mi voto. ¡Ni hablemos de ser competentes? Con una regularidad increíble, ellos colocaban las galletas en la repisa inferior para que cualquier joven de la secundaria en Norteamérica pudiera ojear la cosa sin perder el interés. Uno de los secretos era la abundancia de humor, muchos chistes. Usted sabe, toda clase de cosas que provocan risa. . . algunas disgustosas, pero todas diseñadas para rascar en donde les pica a los adolescentes. Y la mayoría de los muchachos que yo conozco de esa edad nunca están muy lejos de la diversión.

 

Estoy seguro de que se rieron con ganas, como yo, del artículo que fue publicado bajo el título:

Cómo escoger a un dentista

Nunca confíes de un dentista. . .

. . .que usa dentaduras.

. . .que tiene los nudillos peludos.

. . .cuyo taladro funciona con un sistema de poleas conectadas a tres ratones en una máquina trotadora.

. . .que te envía una tarjeta navideña con cobro revertido.

. . .que mastica tabaco y escupe el jugo en el lavabo.

. . .que usa la manguera de succión para vaciar tus bolsillos.

. . .que también es un peluquero.

. . .que rocía sus equipos con un aerosol desinfectante.

. . .que usa plomo para tapar las caries.

 

Siempre puedes confiar en un dentista. . .

. . .que nunca ha masticado chicle.

. . .que se parece a Jack Nicholson.

. . .que no te hace preguntas cuando tienes la boca llena.

. . .que te adormece dos semanas antes de tu cita.

. . .que usa un láser en lugar del taladro.

. . .que cancela tu cita para poder ir a jugar tenis.

. . .que hace que música de rock suave llegue a su oficina en lugar de música para ascensores.

. . .que no te ata a la silla.

 

Cualquiera —sea de la secundario o no— que ha experimentado los temblores previos a la cita dental puede identificarse con esos cometarios locos. ¡Qué bueno sería encontrar un equipo de taladro profesional que calza con la segunda lista en vez de la primera!

 

Al sonreír mientras leo las descripciones, de golpe me llegó la percepción que había detrás de este humor. Básicamente, es el trauma del temor que nos hace resistir el ser atados a la silla del crucible. Temor al dolor, temor a la incomodidad, que se genera al ver a un hombre adulto vestido en ropas blancas cargando una jeringa tras su espalda y una mirada en sus ojos que dice: «te las voy a dar». Tal trauma requiere un antídoto igual de potente. En una palabra, es la confianza. . . la dependencia en el carácter, la habilidad y la aptitud. Es tenerle fe. Tener la seguridad de que él sabe lo que hace. Usted no quiere que un payaso le ande enterrando cosas en la mandíbula si tiene que estar consultando un manual de auto instrucción dental mientras espera que la anestesia tome efecto. Usted también sabe que tiene problemas si él viene hacia usted con la torpeza de un tanque de guerra. El doctor debe de tener clase para poder lograr que la mente suya se relaje; al no ser así, la confianza suya se mina. La confianza calma el trauma. Es tan simple como eso.

 

Lo que es cierto en la sala de espera y en la oficina del dentista también es cierto en la vida diaria. Debemos aprender a entregarnos de manera consciente a Alguien que es confiable. Más sobre esto en la segunda parte.

Tomado de Come Before Winter and Share My Hope, Copyright © 1985, 1988, 1994 por Charles R. Swindoll, Inc. Todos los derechos reservados mundialmente. Usado con permiso.